miércoles, septiembre 11

El Cambio

 
El Cambio con el Dr. Wyne Dyer

Sencillamente Espectacular....
Toda vida tiene un punto de inflexión, un cambio, una toma de decisión acerca de lo que realmente importa.

Esta película cuyo protagonista principal es el Dr.Wayne Dyer, nos relata de una forma muy humana sus ideas sobre el sentido de la vida, las relaciones entre las personas y la siempre presente posibilidad de que todo puede adquirir un significado.

Al principio de nuestras vidas seguimos un camino trazado por el ego, un camino de ambición, competencia y esfuerzo. Al amanecer de nuestra edad madura con demasiada frecuencia nos encontramos atrapados en un lugar solitario y desolado que nunca tuvimos intención de visitar.

Nuestros sentimientos de tristeza y frustración nos dicen que tomamos un rumbo equivocado. El anhelo que sentimos a esta edad es una llamada a la renovación. El Cambio nos muestra el camino a casa, el camino para volver a descubrir nuestro verdadero yo, nuestro propósito, y la vida con sentido que es nuestra verdadera vocación."

De los creadores de Usted Puede Cambiar Su Vida: La Película viene un retrato apremiante de tres vidas modernas en necesidad de nuevas direcciones y nuevos significados.

lunes, julio 8

EL AMOR



 
ETAPAS DEL AMOR:
¿Qué ocurre en un primer momento? Enamoramiento: En esta fase aparece el mito, la idealización de nuestra pareja en la que no le vemos ningún defecto -tapados como estamos por la ceguera temporal de los sentimientos- y es evidente que no será por que no los tenga, solo que todavía no los hemos descubierto. La pasión, llevada al extremo de sensaciones vibrantes y novedosas, libera adrenalina -hormona que tiene la facultad de hacer activar emociones tan fuertes de forma muy rápida- pero que supone un desgaste físico impresionante para tu cuerpo y que en algún momento (en torno al primer trimestre) su propia inteligencia va a detener.
A partir de aquí, va descendiendo paulatinamente y aumentando la segregación de oxitocina y vasopresina, generando sentimientos de afecto y ternura más que de sexo puramente pasional. En torno al medio año los sentimientos de unión son cada vez más fuertes. Esta fase puede prolongarse durante un año, más o menos.
 En ésta se encuentran presentes − de menor a mayor grado − el compromiso, el romanticismo, el erotismo y la intimidad − que es la que más aumenta − Y, también es en esa fase, cuando aparecen inseguridades, desconfianzas, discrepancias y desencuentros. 
 
¿Qué ocurre en una segunda etapa de la relación? Amor y pasión: puede durar hasta cuatro años más. En esta fase, la pasión erótica decrece, aunque la pasión romántica continúa en aumento, al igual que la intimidad y el compromiso -sobre todo-. Hormonalmente decrecen paulatinamente la dopamina y serotonina. Se asociaría a la etapa de volver a querer relacionarse con el mundo y hacer más escapadas románticas con más parejas, por ejemplo.
Esta situación no significa necesariamente un paso atrás en la relación sino la vuelta a la vida social "normal". A partir del segundo año el peligro de la relación está en la rutina y la falta de innovación o el interés por la experimentación de algo nuevo dentro de la relación.
 
¿Qué cambios se dan a partir del quinto año de relación? De compañerismo. A partir del quinto año de relación aumenta la complicidad, disminuye la pasión romántica y erótica, aumentan el compromiso y la intimidad siendo más constantes. La complicidad, la comprensión del otro y la aceptación están muy marcadas ahora. En cuanto al sexo puede haber menos cantidad, pero la calidad se puede mantener, incluso algunas parejas la mejoran.
Cuando dos personas maduras están enamoradas, ocurre que aunque estén fuertemente unidas, su unión no destruye su individualidad, de hecho se potencia, ayudándose a ser más libres y menos esclavos de sus emociones, siendo cómplices de la vida del otro sin oprimirla.

 

Fuente: http://alavareyes.com/index.php?mid=niv151-con250

viernes, mayo 31

¿Qué sucede para que dos personas decidan poner fin a una relación matrimonial?

¿Qué sucede para que dos personas decidan poner fin a una relación matrimonial? Esta es la pregunta a la que han tratado de responder durante años los investigadores en terapia de pareja.

 Con este fin, han ido surgiendo nuevas líneas de investigación, centradas en identificar los factores predictores del fracaso conyugal. A este respecto, la APA (American Psychological Association –Asociación Americana de Psicología), ha publicado recientemente un artículo en el que recoge algunos de los resultados obtenidos a través de diferentes estudios longitudinales prospectivos, realizados con parejas de recién casados. 

Los principales resultados recogidos en dicho artículo son los siguientes: 

De acuerdo con los últimos datos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de EE.UU. (NCHS-National Center for Health Statistics), factores como el origen sociocultural, el nivel educativo, la edad a la que se contrae matrimonio, el momento en que se decide ser padre o la existencia de problemas económicos, pueden considerarse como predictores del fracaso conyugal.

 Según un estudio llevado a cabo por psicólogos de la Universidad de Texas, y publicado en la Revista de Psicología Familiar (Journal of Family Psychology), el estrés influye de manera importante en las relaciones de pareja. 

En dicho estudio, se solicitó a 165 parejas de recién casados que, durante 2 semanas, realizaran un registro diario anotando, tanto la existencia de acontecimientos estresantes (qué tipo de situación y cuánta energía consumían para manejarla), como el tipo de interacción con el cónyuge (positiva o negativa) y su nivel de satisfacción con respecto a la relación. 

Los datos mostraron que, en los días más estresantes, los participantes informaban de más comportamientos negativos hacia su pareja, a la vez que manifestaban sentirse menos satisfechos con la relación. A la luz de estos resultados, los psicólogos concluyeron que la energía destinada a afrontar los eventos estresantes, se restaba de la energía necesaria para mantener una buena relación de pareja. 

Otro factor considerado como predictor de divorcio, es la existencia de dudas antes del matrimonio. En un estudio de 2012, realizado por investigadores de la Universidad de California (EE.UU), se encontró que las mujeres que habían experimentado dudas prematrimoniales, tenían el doble de probabilidades de divorciarse, que aquellas que no habían tenido ningún tipo de duda.  

Asimismo, el nivel de satisfacción marital se considera un importante factor predictor del fracaso conyugal. Los estudios al respecto señalan que, aquellas parejas cuyo grado de satisfacción marital declina durante los primeros cuatro años de matrimonio tienen más posibilidades de divorciarse, frente a aquellas en las que el nivel de satisfacción se mantiene. 

A modo de conclusión, la APA enumera una serie de pautas, avaladas por las distintas investigaciones, y consideradas como estrategias clave a la hora de trabajar en terapia de pareja: 

- Es importante intercambiar refuerzos positivos: conductas sencillas como dar un abrazo, decir algo agradable, o tener un pequeño detalle con la pareja (escribir una nota o dar un pequeño masaje), pueden hacer que la otra parte se sienta especial, cuidada y amada.

 - Hay algunas conductas dentro de una relación, tales como la forma en que habla y/o discute una pareja, que son susceptibles de ser modificadas. Así, ante un conflicto, es imprescindible trabajar las habilidades comunicativas, fomentando el diálogo, y aprendiendo a formular peticiones y a expresar adecuadamente tanto las quejas como los sentimientos negativos.
 
- El apoyo al cónyuge es importante, no sólo en momentos de crisis sino también en momentos de éxito, pues esto contribuye a percibir de forma positiva la relación.
 
- Es necesario tratar de evitar la rutina y el aburrimiento en la relación de pareja, introduciendo cambios positivos, y realizando actividades variadas, novedosas y/o sorprendentes.

 

 

Fuente: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4565&cat=51

jueves, mayo 16

Terapia en la agorafobia

La agorafobia es miedo al miedo. Los agorafóbicos temen las situaciones que puedan generarles sensaciones de ansiedad, miedo a la propia activación fisiológica y a los pensamientos sobre las consecuencias de experimentarlas, como la idea de morir.

miércoles, mayo 1

¿Te atreves a soñar?

 
Desde pequeños todos sabemos soñar. Dormidos y despiertos. Gracias a la potencia de nuestra imaginación creemos que somos capaces de cualquier cosa. Sin embargo, según crecemos perdemos esta maravillosa capacidad que luego tanta falta nos hace en la vida a la hora de ser creativos, de innovar, de cambiar nuestras vidas y de transformar nuestras empresas. Te invitamos a que te atrevas a soñar otra vez, a desafiar tu zona de confort, y a que disfrutes del placer de convertir tus sueños en realidad. ¿Te atreves a soñar?

sábado, abril 6

¿Afectan los pensamientos negativos la salud?


Piensa positivo, las emociones negativas provocan enfermedades...  

Todos los seres humanos tenemos la experiencia de lo que son los pensamientos negativos, sobre todo tenemos el registro consciente del estado emocional que nos produce. Es importante recordar que nuestros pensamientos desencadenan estados emocionales, por lo que el tipo de pensamientos que tengamos es fundamental para activar determinados estados emocionales. 

El miedo, la tristeza, la ira y el asco son estados emocionales que, cuando son intensos y habituales, afectan negativamente nuestra calidad de vida. Por lógica, las emociones negativas son uno de los principales factores de riesgo para desarrollar no sólo enfermedades físicas sino también mentales.  

Las emociones son reacciones psicofisiológicas de las personas cuando enfrentan situaciones que tienen importancia para su estabilidad psicológica, por ejemplo: el peligro, la amenaza, el daño, la pérdida afectiva, el éxito, etc. Estas son reacciones que producen cambios en la experiencia afectiva, la actividad fisiológica del organismo y en la actitud. 

Psicológicamente emociones como la alegría, el miedo o la ira son emociones básicas que se dan en todos los individuos de las más variadas culturas. Son esencialmente agradables o desagradables y forman parte de la manera en que se expresa nuestra actitud y conducta con los demás.  

El miedo, la ansiedad, la ira, la tristeza, la depresión, son reacciones emocionales básicas que van acompañadas de una experiencia afectiva desagradable o negativa, con una elevada activación de la fisiología del organismo. De acuerdo a la frecuencia e intensidad, como al significado que le otorguemos a la experiencia emocional pueden transformarse en trastornos de salud tanto mental como físico (problemas cardiovasculares, reumatológicos, inmunológicos, etc.).  

Sin embargo, la ansiedad excesiva o clínica actúa interfiriendo el rendimiento en todos los ámbitos del ser humano y se convierte en clínica en los siguientes casos:  

Cuando el estímulo presentado es inofensivo y conlleva una compleja respuesta de alerta.   

Cuando la ansiedad persiste en el tiempo, superando lo meramente adaptativo, y los niveles de alerta persisten.   

Cuando los niveles de alerta y la ansiedad interrumpen el rendimiento del individuo y las relaciones sociales.   

Una conducta “cargada” emocionalmente se realiza de forma más vigorosa, de manera que la emoción tiene la función adaptativa de facilitar la ejecución eficaz de la conducta necesaria en cada exigencia.  

Por ejemplo: la ira favorece que tengamos reacciones defensivas, la alegría favorece la atracción interpersonal, la sorpresa la atención ante estímulos novedosos, etc. 

Otro hecho bastante común es que la ansiedad está muy relacionada con la depresión. Los síntomas de tensión propios de la ansiedad tienen un impacto directo de interferir en la capacidad de disfrutar que la persona experimentaba antes en las actividades agradables. 

Dependiendo de la frecuencia en intensidad de estos sentimientos podrían transformarse en una depresión clínica. Todo ello resulta coherente con la idea bastante aceptada en la actualidad de que el estrés tiene un importante papel en la génesis de la depresión.  

Cuando la frecuencia, intensidad o duración de la ansiedad como respuesta emocional es excesiva puede dar lugar a la aparición de afectaciones a la calidad de vida. En estos casos hablamos de ansiedad patológica o de un trastorno de ansiedad. 

Es una realidad contundente hoy en día en nuestra sociedad es habitual decir que se tiene ansiedad o estoy ansioso. Lo que poco se sabe es que la ansiedad como síntoma aparece relacionada con la mayoría de trastornos afectivos, psicóticos.  

En cuanto a la ira, sabemos que es considerada una emoción negativa por la mayoría de las personas. Así, en primer lugar, la ira puede verse como negativa debido a las circunstancias que favorecen el surgimiento de la emoción, ya que suele ser evocada por acontecimientos desagradables. 
 

La ira está ampliamente reconocida como problema de salud mental significativo. A diferencia de lo que ocurre con la ansiedad y la depresión, la ira persistente todavía no está reconocida como una categoría diagnóstica en ninguna clasificación psiquiátrica oficial (véase DSM-IV-TR, 2000 o CIE-10, 1992).   

Además, la ira persistente tiene ramificaciones psicológicas, conductuales e incluso médicas significativas, ya que causa sufrimiento emocional significativo tanto en la persona que experimenta la emoción como en las personas implicadas.  

Finalmente, la ira a menudo es un componente de otros trastornos emocionales, como los de ansiedad y los afectivos.  

La Salud física  

En la actualidad para la gran mayoría de personas es aceptado que existe una relación entre los factores psicológicos y las enfermedades médicas. Nuestros estados psicológicos o emocionales, las características personales y los modos de enfrentar estas situaciones han demostrado ser de especial relevancia en este sentido (Oblitas, 2004).  

Esta afirmación es coherente con la evidencia científica actual que indica que cualquier trastorno denominado físico u orgánico suele implicar igualmente, y a distintos niveles, alteraciones psicológicas, y viceversa (Oblitas & Becoña, 2000). Entre estos factores psicológicos se encuentran el miedo, la tristeza y la ira como reacciones emocionales negativas, y sus diferentes formas clínicas: la ansiedad, la depresión y la ira persistente.  

Hoy en día hay datos suficientes para afirmar que las emociones negativas tienen un efecto negativo sobre la salud (Kiecolt-Glaser, 2009; Sandín, 2002; Sirois & Burg, 2003). Así, algunos autores afirman que las emociones positivas potencian la salud, mientras que las emociones negativas tienden a disminuirla (Fernández-Abascal & Palmero, 1999). Por ejemplo, en periodos de estrés en los que tenemos que responder a una serie de compromisos personales, laborales, afectivos, desarrollamos reacciones emocionales negativas.  

Tristeza, ira y depresión pueden conducir a la persona a desarrollar un problema de salud como las adicciones. El estrés y los factores emocionales están implicados en desarrollar enfermedades gástricas. También existe una relación entre el estrés emocional y el incremento de los procesos inflamatorios en el cuerpo (sobre todo músculo esquelético).  

Como podrán apreciar el tema es amplio y con investigaciones que se están aún realizando. Pero los seres humanos sabemos que somos seres biopsicosociales y de ahí su intrínseca relación del cuerpo y la psique.

 
 

 

Fuente: http://fitness.com.mx/medicina229.htm

domingo, marzo 31

La OCU alerta del elevado consumo de fármacos para tratar la ansiedad entre la población española



Cuatro de cada diez ciudadanos españoles ha consumido algún fármaco para tratar la ansiedad a lo largo de su vida. En el caso de las mujeres, esta cifra aumenta a 1 de cada 2 españolas. Estas son algunas de las conclusiones de una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y publicada en la revista OCU-Salud del mes de febrero.
La investigación ha sido elaborada a partir de 2.000 entrevistas realizadas a ciudadanos españoles entre 18 y 74 años, a los que se les preguntó sobre el consumo de ansiolíticos, somníferos, antidepresivos u opiáceos para disminuir el nivel de ansiedad.
Respecto a la frecuencia de consumo de estos medicamentos en el último año, uno de cada tres españoles afirmó haber recurrido a los fármacos para manejar sus problemas de ansiedad. Según establece la OCU, estos niveles de consumo en la población española resultan “llamativamente” elevados, si se comparan, además, con los resultados obtenidos en otros países como Bélgica, Italia, Portugal o Brasil.
De acuerdo a los resultados encontrados, el perfil típico del consumidor habitual de fármacos para tratar la ansiedad es el de una mujer de 34 años, con un nivel de estudio bajo-medio y en situación de desempleo o de dificultades económicas. Los motivos más frecuentes que incitan a los ciudadanos al consumo de estos medicamentos suelen ser: problemas para conciliar el sueño (32%), dificultades laborales (30%), sucesos vitales traumáticos (29%) y motivos económicos (17%).
Además, el estudio ha puesto de manifiesto que el consumo de estos fármacos suele iniciarse tras la consulta al médico de Atención Primaria (57%) y sin que los usuarios hayan recibido la información necesaria acerca de los efectos secundarios (tales como pérdida de memoria, somnolencia diurna…) o del riesgo de dependencia que pueda generar su consumo.
A la luz de los datos, la OCU alerta a los ciudadanos de los riesgos asociados a la supresión brusca del consumo de estos fármacos, entre los que se encuentra la recaída a los síntomas originales previos al tratamiento, como el aumento de las dificultades para dormir o el aumento de los niveles de ansiedad, dando lugar al empeoramiento incluso de la sintomatología inicial. Asimismo, recomienda a la población otras alternativas para manejar la ansiedad, como “cambios en el estilo de vida”, antes de recurrir a la medicación.
A este respecto, tal y como hemos publicado en varias ocasiones a través de Infocop, las principales guías de práctica clínica, elaboradas a partir de los estudios científicos de mayor rigurosidad metodológica, -como las del Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido (National Institute for Health and Clinical Excellence, NICE)-, recomiendan como tratamiento de primera elección en los trastornos de ansiedad el tratamiento psicológico, mediante el entrenamiento con técnicas cognitivo-conductuales, frente a los psicofármacos.
Tal y como señaló, y explicó detalladamente, el catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Antonio Cano Vindel, en una entrevista concedida a Infocop, a pesar de que sea una creencia comúnmente extendida, “no existe apenas apoyo para el tratamiento de los desórdenes de ansiedad con tranquilizantes”, ni tampoco es cierto “que el trastorno de pánico evolucione mejor si al tratamiento psicológico se añade tratamiento farmacológico”.
Teniendo en cuenta la evidencia científica, los datos obtenidos en el estudio de la OCU invitan a la reflexión. Los altos niveles de consumo y la prescripción abusiva de psicofármacos para tratar problemas de ansiedad en nuestro país ponen de manifiesto la escasa formación de los profesionales de Atención Primaria en materia de salud mental, la falta de disponibilidad de las mejores alternativas para el manejo de estos problemas (en relación coste y eficacia), el desconocimiento de la población de los graves efectos para la salud que tienen los fármacos, así como que existen otras vías más eficaces, seguras y recomendables para tratar los problemas de ansiedad.
A su vez, caben destacar los elevados niveles de malestar psicológico entre la población española, situación que hace más necesario que nunca que se pongan en marcha estrategias eficaces que puedan dar una respuesta efectiva a esta creciente demanda. Sirva de ejemplo, la implementación de terapias psicológicas en los servicios de Atención Primaria, un modelo que ha resultado exitoso y rentable en otros países como Reino Unido, Noruega, Chile, Australia o Brasil.