lunes, octubre 7

Por qué no hay que hacer 5 comidas al día


Las claves esenciales para vivir más años y con más salud

La comunidad científica y los expertos en nutrición de todo el mundo lo han promulgado a los cuatro vientos durante largo tiempo “Hay que hacer muchas comidas pequeñas al día, 5 ó 6, para evitar que el metabolismo se ralentice”. Sin embargo, las tendencias actuales hablan de las enormes ventajas para la salud del ayuno intermitente y de espaciar más las comidas, lo cual supondría mucho más impacto positivo que el que pueden aportar las numerosas ingestas frugales a lo largo del día.

La razón principal para comer menos a menudo y menos cantidad eclipsa a todas las demás, prolongar la vida y que ésta sea de más calidad. La clave está en la autofagia, un proceso celular que se activa durante los periodos de ayuno y durante el sueño. A grandes rasgos consiste en una limpieza interna de la célula por la que ella misma elimina sus residuos, produciendo con ellos energía y quedándose como nueva.

La autofagia ralentiza el envejecimiento celular y se observa que en enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson es un mecanismo que está deteriorado. Los que tienen un mecanismo de autofagia bien desarrollado suelen estar sanos toda la vida, son esas personas que mueren de viejos en dos o tres meses después de haber estado sanas siendo ancianas, a diferencia de lo que ocurre con otras personas que pasan 10 o 15 años envejeciendo, llenos de achaques y con una mala calidad de vida.

Haciendo 5 ó más comidas al día no le das tiempo a tu cuerpo a poner en marcha los mecanismos de autofagia. Dormir pocas horas y el sedentarismo acentúan el problema. Las tres claves esenciales para una salud de hierro y una vejez en forma son, según la Dra. Ana María Cuervo, especialista en envejecimiento y codirectora del Instituto Einstein en Nueva York, “comer menos, dormir más y hacer ejercicio a intensidades moderadas”.



Fuente:  https://www.sportlife.es/salud/articulo/por-que-no-hay-que-hacer-5-comidas-al-dia (Extraído del I Congreso Internacional de Gerociencia de la Fundación Gadea).