viernes, abril 13

LA AGORAFOBIA ES MÁS FRECUENTE EN MUJERES QUE EN HOMBRES Y AFECTA A UN 4% DE LA POBLACIÓN

El Colegio Oficial de Psicólogos de Las Palmas (COPLP) celebró un curso sobre tratamientos de trastornos de angustia con agorafobia desde la perspectiva cognitivo-conductual.
La agorafobia es más frecuente en las mujeres que en los hombres y afecta a un 4% de la población, según puso de manifiesto Elena Llamas Monzón, psicóloga y psicoterapeuta del Centro de Psicología Clínica y de la Salud, durante un el curso.


La agorafobia se entiende por la aparición de ansiedad cuando la persona que la padece se encuentra en lugares o situaciones donde escapar puede resultarle difícil o puede no disponer de ayuda. "Los temores agorafóbicos suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones características: estar solo fuera de casa, mezclarse con la gente o hacer cola, pasar por un puente, o viajar en autobús", expuso Llamas Monzón durante el curso, dirigido a estudiantes de Psicología y personal médico y de enfermería. Este trastorno se caracteriza por el miedo ante la posibilidad de tener más crisis; tienen miedo a perder el control, a volverse locos; y presentan síntomas como sudoración o palpitaciones; además, tienen la sensación de encontrarse en una situación irreal o de separarse de su propio cuerpo.


Llamas Monzón, que también es experta en
Psicología Clínica Práctica Cognitivo- Conductual, aseguró que en el Centro de Psicología Clínica y de la Salud ayudan a estos pacientes con terapias cognitivo-conductuales, que consisten en:


  • Autoconocimiento: su finalidad es que el paciente conozca la enfermedad y sea capaz de reconocer los síntomas y su tratamiento.

  • Respiración: enseñarle al paciente técnicas de relajación mediante el control de la respiración para los momentos de las crisis de angustia.

  • Restructuración de los pensamientos: el paciente aprende a cambiar su visión catastrófica de los síntomas físicos.

  • Exposición: el paciente se expone progresivamente a las situaciones que le producen miedo, siempre con su previo consentimiento.