
Y es precisamente a través de una
mejor comprensión de este rol que podemos empezar a trascender el modelo de la
victima. Pero para esto, veamos primero el concepto de responsabilidad y qué
significa.
La responsabilidad es la habilidad de elegir una respuesta frente a las
circunstancias. La palabra clave de esta distinción es “elegir”. La responsabilidad surge
siempre desde tener conciencia sobre la libertad que tenemos de elegir una
respuesta.
Una persona está siendo
responsable cuando se da cuenta de que elige su respuesta. Aquí la persona se
ubica en el papel de protagonista. En el extremo opuesto, cuando la persona no
quiere o no puede reconocer esa libertad última, la ubicamos en el rol de
victima de las circunstancias.
El protagonista tiene un grado de aceptación de lo que no puede cambiar.
La victima tiene una especie de queja o
crítica hacia lo que no puede cambiar y viene de un lugar de mucho sufrimiento.
Ante una situación indeseada, la victima adopta un lenguaje culpador.
El lugar de victima es un lugar
de mucho dolor e impotencia. Aun así, tiene grandes beneficios secundarios. Uno de ellos es el de no hacerse
responsable. ¿Y cuál es el beneficio de no hacerse responsable? La comodidad, ya que la victima ve al
otro como el responsable de resolver su propio conflicto. Es un rol que da
tranquilidad, comodidad y seguridad. Uno se siente más tranquilo, cómodo y
seguro cuando ve al otro como responsable de lo que le sucede. De esta manera
la victima invoca un alto grado de inocencia en donde los errores no provienen
de sí mismo.
Cabe destacar que el permanecer
en este rol también genera una cuota de sufrimiento y una eventual incomodidad.
Es cansador ser siempre la victima. Sin embargo, aún en la incomodidad de ser
victima, los beneficios permanecen. Aún siendo un lugar de sufrimiento, es un
espacio de protección.
Todos tenemos una parte interna
en la que muchas veces nos autoculpamos por ciertas cosas. Cuando sentimos
culpa no es porque hay alguien de afuera que nos culpa, sino que hay algo en el
afuera que resuena con nuestro culpador interno. Ese culpador o crítico interno puede ser muy despiadado. Entonces
muchas veces elegimos estar en la postura de victima para no tener que escuchar
todo el tiempo a nuestro culpador interno.
Imagina una situación en la que
algo haya ocurrido por tu culpa. Lo primero que uno intenta hacer en estas
situaciones es alivianar un poco esa carga para estar más en paz con uno mismo.
Nos decimos “Bueno, fue mi culpa…pero
estaba cansado, así que es perdonable”.
Entonces un culpador interno muy
crítico promueve la postura de victima. De esta manera nos protegemos de
nuestro propio autoculpador. Además de generar comodidad y cuidado de los
riesgos del fracaso, la victima también genera satisfacción, ya que al verse a
sí mismo como inocente se siente más bueno en el fondo.
¿Por qué entonces una persona asume el rol de victima? Porque de
esta manera se cuida, siente que se quiere más y genera satisfacción. Así que el verse como una victima ayuda a cuidar o proteger una autoestima débil. La victima es básicamente una persona con autoestima baja y un crítico interno alto,
por eso se protege tanto.
Si una persona se siente cómoda y
tranquila en su rol de víctima, entonces no podemos sacarlo a patadas de ese
estado. El forzar la salida de la victima no contribuye a un mayor sentido de
responsabilidad. De esta manera no generamos recursos en la persona para que
salga de ese rol. Hay que brindar herramientas para desafiar creencias y
pensamientos. Diseñar desafíos y acciones.
“El ser humano llega a ser libre
cuando aprende a utilizar su sistema mental en lugar de ser manejado por él”
¿Libre para qué? Para elegir su pensamiento. Pero puede que, aún
siendo concientes de nuestra libertad para elegir, elijamos sentirnos como
victimas ¿Qué sucede entonces cuando aún nos encontramos en un lugar de tensión
y descontento con la realidad?; ¿puede ser que a pesar de saber todas estas
distinciones entre victima y protagonista, nos sintamos tensos y descontentos
con la realidad? Claro que si! Aún sabiendo todo esto, a veces nos seguimos
sintiendo como victimas.
Fuente: http://www.rodrigoacevedo.com.uy/como-dejar-de-sentirse-victima-de-las-circunstancias/