La vida, a veces, parece que no hace otra cosa que levantar muros a
nuestro alrededor, estos muros casi siempre son eventos que nos hacen mejor
personas, personas más autenticas, más fuertes en lo que debemos ser y más
sensibles también, son momentos vitales cargados de oportunidades para
aprender, evolucionar, hacer un alto en nuestro sendero y ver si es ese el
camino que queremos seguir. A través de estas vivencias nos movilizamos, así
es, parece, que para dar grandes saltos, necesitamos un empujo doloroso, es por
eso importante vivir estos periodos como oportunidades para plantarse y
configurar una nueva visión de nuestra vida.
No debes tener miedo al dolor, el dolor es parte de nuestra existencia,
no es malo sentirse triste en momentos como estos, es lo natural.
Nos enseñan, que la vida, para que vaya bien tiene que estar llena de
todo lo bueno, viendo las experiencias no deseadas como “enfermedad”, e
intentando por ello evitar a toda costa sentir la tristeza, el miedo, la rabia,
la soledad, etc… Sé, que a nadie le gustan estas emociones, y todos las miramos
con ojos de desprecio, fruto en parte de nuestros aprendizajes en ésta nuestra
sociedad, tal como nos enseñan el miedo a la muerte.
No quiero decirte con esto que te regocijes en tu dolor, pero lo que si
quiero que entiendas es que tienes derecho a tu dolor, a manifestarlo y a
compartirlo.
Algunas experiencias hacen que nos cerremos al mundo, detrás de ésta
actitud está el miedo al sufrimiento, si nos cerramos al sufrimientos nos
cerramos a los sentimientos, y cerrar la puerta a los sentimientos, significa
dejar de vivirlos, pero de vivirlos todos, aquellos llamados malos, pero
también los buenos.
Una mala experiencia en nuestra vida, es solo eso, una mala
experiencia, algo que afortunadamente no tiende a repetirse, y aunque así
fuera, puedo asegurarte que jamás se vive con la desesperanza y dolor que se
vivió la primera vez, porque ya no somos los mismos, porque ya hemos aprendido,
porque ya hemos crecido. Por ello merece la pena estar abiertos al mundo y
arriesgarse a jugar la vida con todos nuestros sentidos y sentimientos.
Sigue abierta al mundo, aunque ahora el sol te parezca que no brilla en
toda su intensidad, éste volverá a lucir, y casi con toda seguridad lo hará con
mayor fuerza. Entonces mirarás atrás y veras el camino de piedras que
recorriste y como conseguiste fortalecer tu persona. Cualquier tiempo pasado
nunca fue mejor. Mira tu presente, mira las oportunidades, mira todo lo bueno
que te rodea...