lunes, enero 7

Hoy lo escribo para ti

Un día escribí esto para alguien, hoy lo releo, y me parece que lo escribí para muchos,  por ello, he querido compartirlo.


Me he acordado de ti mucho en estos días, comprendo perfectamente tu situación y puedo imaginar lo difícil que está siendo para ti este periodo.

La vida, a veces, parece que no hace otra cosa que levantar muros a nuestro alrededor, estos muros casi siempre son eventos que nos hacen mejor personas, personas más autenticas, más fuertes en lo que debemos ser y más sensibles también, son momentos vitales cargados de oportunidades para aprender, evolucionar, hacer un alto en nuestro sendero y ver si es ese el camino que queremos seguir. A través de estas vivencias nos movilizamos, así es, parece, que para dar grandes saltos, necesitamos un empujo doloroso, es por eso importante vivir estos periodos como oportunidades para plantarse y configurar una nueva visión de nuestra vida.
 
No debes tener miedo al dolor, el dolor es parte de nuestra existencia, no es malo sentirse triste en momentos como estos, es lo natural.

Nos enseñan, que la vida, para que vaya bien tiene que estar llena de todo lo bueno, viendo las experiencias no deseadas como “enfermedad”, e intentando por ello evitar a toda costa sentir la tristeza, el miedo, la rabia, la soledad, etc… Sé, que a nadie le gustan estas emociones, y todos las miramos con ojos de desprecio, fruto en parte de nuestros aprendizajes en ésta nuestra sociedad, tal como nos enseñan el miedo a la muerte.

No quiero decirte con esto que te regocijes en tu dolor, pero lo que si quiero que entiendas es que tienes derecho a tu dolor, a manifestarlo y a compartirlo.
 
Algunas experiencias hacen que nos cerremos al mundo, detrás de ésta actitud está el miedo al sufrimiento, si nos cerramos al sufrimientos nos cerramos a los sentimientos, y cerrar la puerta a los sentimientos, significa dejar de vivirlos, pero de vivirlos todos, aquellos llamados malos, pero también los buenos.  

Una mala experiencia en nuestra vida, es solo eso, una mala experiencia, algo que afortunadamente no tiende a repetirse, y aunque así fuera, puedo asegurarte que jamás se vive con la desesperanza y dolor que se vivió la primera vez, porque ya no somos los mismos, porque ya hemos aprendido, porque ya hemos crecido. Por ello merece la pena estar abiertos al mundo y arriesgarse a jugar la vida con todos nuestros sentidos y sentimientos.  

Sigue abierta al mundo, aunque ahora el sol te parezca que no brilla en toda su intensidad, éste volverá a lucir, y casi con toda seguridad lo hará con mayor fuerza. Entonces mirarás atrás y veras el camino de piedras que recorriste y como conseguiste fortalecer tu persona. Cualquier tiempo pasado nunca fue mejor. Mira tu presente, mira las oportunidades, mira todo lo bueno que te rodea...