"Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento"
sábado, diciembre 22
sábado, diciembre 8
jueves, noviembre 22
El Relieve de la Vida
Si pudiéramos observar la vida como una
metáfora desde las alturas, la veríamos como una superficie hendida por
recovecos, surcos e intrincadas vueltas. Llanuras, colinas, valles, anchas
planicies de agua e imponentes masas rocosas formarían un relieve rico y
diverso que nos cautivaría por su belleza.
Una vez en tierra, las empinadas cuestas se
anteponen en nuestro camino como constantes desafíos. Un ir y venir de
situaciones a superar. Tras ellas, a modo de recompensa, suaves pendientes que
bajamos sin dificultad mientras disfrutamos de aquello que nos rodea.
A diferencia de una superficie plana y aburrida donde no aprenderíamos nada, es un mundo intrincado y concurrido por personas y situaciones distintas ante las que reaccionamos y cambiamos en un desafío continuo para convertirnos en viajeros experimentados y mejores personas. La vida es un paisaje de asombrosas cumbres difíciles de conquistar seguidas de almohadilladas laderas y grandes praderas verdes que nos invitan al descanso. No es momento para pensar en las sorpresas que nos aguardará el día siguiente.
A diferencia de una superficie plana y aburrida donde no aprenderíamos nada, es un mundo intrincado y concurrido por personas y situaciones distintas ante las que reaccionamos y cambiamos en un desafío continuo para convertirnos en viajeros experimentados y mejores personas. La vida es un paisaje de asombrosas cumbres difíciles de conquistar seguidas de almohadilladas laderas y grandes praderas verdes que nos invitan al descanso. No es momento para pensar en las sorpresas que nos aguardará el día siguiente.
Angostos laberintos que no parecen tener
salida se nos presentan súbitamente y nos ponen a prueba. Tras sufridas
estrecheces nos abrimos paso y continuamos nuestro recorrido existencial. La
andadura aventurera e iniciativa que nos conduce tan pronto por momentos de paz
como por experiencias aparentemente inabordables nos va curtiendo como
caminantes y nos va moldeando en continua mejora para convertirnos en personas
de valor.
Escrito
por: Juanma González
miércoles, noviembre 7
¿QUÉ ES LA DEPENDENCIA EMOCIONAL?
Caracterizamos como
“dependientes emocionales” a aquellos que no pueden cortar un vínculo que los
desquicia pero tampoco pueden soportarlo. Llegan desestabilizados y confusos a
la consulta mostrándonos que la brújula de su universo afectivo es el trato de
su pareja, sus expectativas de amor y atención se han tornado patológicas,
puesto que con el afán de alcanzarlas anulan el resto de su vida en un proceso
lento e insidioso signado por la frustración y la expectativa de cambio.
Con el nombre de
“dependencia emocional” el colega Jorge Castelló ha categorizado un
padecimiento muy particular que se da en las relaciones de pareja
disfuncionales. Siendo un motivo de consulta clínica muy frecuente y al cumplir
nuestros pacientes con una serie de criterios específicos, Castelló
explica la permanencia y el pánico a la separación del dependiente: “El
patrón más habitual de relación de pareja de un dependiente emocional es el de
sumisión e idealización hacia el compañero-a, por la baja autoestima que suele
tener. Pero lo más significativo es que estas personas, habitualmente mujeres,
afirman con rotundidad que continúan queriendo con locura a sus parejas. Y no
sólo eso, sino que una ruptura de una relación de este tipo vendrá seguramente
acompañada de intentos desesperados de retomarla, o bien del inicio de una
nueva pareja de similares características”. La evaluación clínica de estos
pacientes, muchas veces en riesgo, señala la coexistencia de distintos
trastornos psicológicos en las fases más agudas de la dependencia (todas las
áreas de desarrollo vital se encuentran afectadas).
En la dependencia
emocional la fase de
enamoramiento se confunde con la desestabilización cotidiana:
el tiempo acrecienta emociones de amenaza (temor constante a la pérdida),
aumento de la obsesividad, comportamientos de control excesivos, necesidad
constante del otro. Esto suele entenderse como un despliegue amoroso y trágico
(como el que los griegos asignaban al “eros”), es decir, el torbellino de una
pasión inextinguible. La obsesividad, disminución de nuestra serotonina, no se
acompaña de la gratificación y desarrollo personal que pondera al amor por
sobre otros vínculos.
Es decir, no se trata de un enamoramiento que
se prolonga, sino de un malestar que se acrecienta con fuertes emociones hacia
la otra persona en detrimento del propio bienestar (en nombre de “la pasión”).
En la dependencia el anclaje emocional está dado en esta fase: el aparente “enamoramiento”. Parece siempre que recién se ha "comenzado", la presencia del otro termina siendo más un alivio que una gratificación; esta distinción no es sencilla de hacer para quien está en una relación disfuncional. Todos los componentes que estamos mencionando también provienen de los procesos neurales implicados – de los que hoy la ciencia da cuenta-; en el estadío de enamoramiento se que producen fuertes modificaciones cerebrales.
En la dependencia el anclaje emocional está dado en esta fase: el aparente “enamoramiento”. Parece siempre que recién se ha "comenzado", la presencia del otro termina siendo más un alivio que una gratificación; esta distinción no es sencilla de hacer para quien está en una relación disfuncional. Todos los componentes que estamos mencionando también provienen de los procesos neurales implicados – de los que hoy la ciencia da cuenta-; en el estadío de enamoramiento se que producen fuertes modificaciones cerebrales.
Audio: El cerebro enamoradoFuente:
www.youtube.com
/watch?v=e4PIx5v6Te4&NR=1
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El enamoramiento
como “fase” del amor, conduce a un vínculo relajado de afecto y
compromiso. Estará en cada pareja la posibilidad de renovar a diario la pasión,
pero la química cerebral, lejos está de la magia o el flechazo de cupido.
El proceso de consolidación de un vínculo amoroso, también genera cambios en el
organismo. La naturaleza ha determinado que la fase de enamoramiento sea la
iniciación, y no la permanencia, de cambios químicos que siguen a otros
conducentes a la relajación. Esta salvedad es la nos permite comprender por qué
en las relaciones
patológicas no se arriba a la “ tranquilidad” y “mutuo compromiso”; no se
alcanza la “fase de permanencia” que se explica en el siguiente
video. Hay una oscilación constante entre el impacto del enamoramiento y el
miedo a la ruptura, el sistema nervioso no es ajeno a estas emociones
turbulentas que son las que predisponen afecciones anímicas
No resulta
sencillo que los pacientes con esta problemática acepten las características de
personalidad de su pareja. Es frecuente que se culpen de las reacciones
hostiles que reciben, dando lugar a inversiones constantes de la
responsabilidad respecto del malestar. Asimismo, demandan aquello no les es
dado espontáneamente y que refiere a las bases de un vínculo estable (atención,
afecto, cuidado); los dependientes suelen entregar estos componentes de manera
maximizada, por eso también estos vínculos carecen de simetría.
¿Qué
hace exactamente un sujeto con este padecimiento frente a una elección de pareja,
cómo es “su futura pareja”? Lo llamativo y propio del cuadro es que “idealizan a sus
parejas y los escogen con unas características determinadas: ególatras, con
gran seguridad en sí mismos, fríos emocionalmente, etc. El narcisismo de estas
personas es la contrapartida de la baja autoestima de los dependientes
emocionales, por eso se produce esta idealización y fascinación. Las relaciones
de pareja atenúan su necesidad, pero siguen sin ser felices. De todas maneras
tampoco esperan serlo porque su existencia es una sucesión de desengaños y no
tienen el componente esencial del bienestar: quererse a sí mismos. Este
componente, por otra parte, es fundamental para poder llevar a cabo relaciones
de pareja sanas, equilibradas y mutuamente gratificantes. Esta sensación de
tristeza y de vida torturada se manifiesta con claridad cuando nos damos cuenta
de que realmente no echan de menos el afecto y a veces el respeto que la pareja
debería tenerles, simplemente es algo desconocido para ellos. Esto es algo que
resulta difícil de entender cuando tratamos con estas personas. Las personas
con rasgos paranoides y antisociales tienen algo que produce fascinación EN
DETERMINADAS PERSONAS. Estas personas pueden ser dependientes emocionales, que
ven a individuos con estas características como a gente superior, con una
autoconfianza extraordinaria y con una arrogancia que confunden con valía. El
problema de tener la autoestima muy baja es que se idealiza al que la tiene muy
alta, o al que destaca sobre los demás por cualquier motivo”. (Castelló Blasco,
J.) Un libro muy conocido de autoayuda “Mujeres que aman demasiado”, de
Norwood, cita infinidad de casos donde esta falta de equidad vehiculiza
grandes desequilibrios emocionales.
Nos
encontramos con personalidades aparentemente “fuertes” en otras esferas,
pero absolutamente vulnerables respecto de los avatares del vínculo amoroso, al punto de
tolerar muchas veces infidelidades -o vivir con sospechas- que llevan a
conductas controladoras y demandantes (lo cual aumenta la comunicación negativa
y fija comportamientos recurrentes donde se pretende “chequear” el
compromiso/amor del otro). Es destacable, que la dependencia, si fuera
sexual, tendría otras características.
Quien no haya
trabajado esta problemática podría suponer que “los dependientes” son sujetos
débiles, de poco alcance en su desarrollo personal. Es significativo que ocurra
lo contrario; en general tienen gran capacidad de afrontamiento y desarrollo en
otras áreas que no son la pareja, son sujetos autónomos, profesionales, lo cual
constituye una suerte de “coraza” en tanto que nadie, al conocerlos,
sospecharía de este padecimiento vincular. La dependencia “emocional” no se
expande a la toma de decisiones ni al desempeño de rol del sujeto. Estas
características son cruciales a la hora de evaluar la pertinencia o no del
diagnóstico. “En mi opinión la dependencia más fuerte, con muchísima
diferencia, es la emocional. El componente sexual tiene su relevancia pero no
influye en determinados comportamientos como la sumisión, la idealización de la
pareja, la autoanulación, la ansiedad por una temida separación, etc. Además,
si la dependencia fuera únicamente sexual no sería necesariamente con una única
pareja, podría ser con varias simultáneamente”( Castelló Blasco, J.)
“La dosis hace al
veneno”
(Paracelsus)
“En los vínculos
amorosos hay un cierto grado de dependencia emocional que por supuesto es
completamente normal y saludable; es más, es el componente imprescindible para
que las parejas funcionen. La diferencia entre la dependencia emocional
patológica y la "normal" es únicamente de grado, es cuantitativa y no
cualitativa. Dicho de otra forma, todos somos (o la mayoría) un poco
dependientes emocionales, pero en un grado no patológico. De igual forma, puede
existir gente un poco desconfiada sin necesidad de ser paranoide. La
dependencia emocional como tal tiene un trasfondo patológico que implica
sumisión, desequilibrio, autoanulación que puede implicar riesgo vital,
aversión a la soledad, baja autoestima, etc.” (Castelló Blasco, J.). En la
dependencia “normal” los miembros de la pareja potencian su desarrollo individual,
la emocionalidad que sostiene la relación es positiva, aún cuando –como en
cualquier relación- puedan existir conflictos pasajeros
“Los dependientes
tienen pánico ante la ruptura y gran posibilidad de padecer trastornos mentales
en caso de que se produzca. De hecho, uno de los dos motivos principales de
consulta de los dependientes emocionales es el padecimiento de una
psicopatología (generalmente, un episodio depresivo mayor) tras una ruptura.
Este sufrimiento se puede producir con una persona que ha hecho la vida imposible
o que incluso ha maltratado al dependiente emocional. En estos casos, el paciente no deja de
recordarnos a un toxicómano en pleno “síndrome de abstinencia”…
... es
más, son muy frecuentes la negación de dicha ruptura y los continuos intentos y
exhortaciones para reanudar la relación. Es necesario añadir que esta
tormenta emocional amaina milagrosamente cuando aparece otra persona que cubra
las necesidades afectivas del dependiente, y es muy frecuente que la ruptura se
produzca cuando se tiene ya otra relación. Cuando esto se produce, el centro de
la existencia pasa a ser la nueva pareja. La diferencia con personas “normales”
es que éstas suelen guardar un periodo que podríamos calificar como de duelo
tras una ruptura amorosa, período en el que no se tienen muchas ganas de tener
a otra persona porque la anterior todavía ocupa un lugar privilegiado. Tienen
un miedo e intolerancia terribles a la soledad, base de su comportamiento ante
las rupturas, de su necesidad de otra persona, del apego y parasitismo que
tienen hacia ella u otras personas, etc. Esta intolerancia a la soledad se debe
a que la relación del dependiente consigo mismo es muy negativa; con otras
palabras podemos afirmar que no
se soportan” (Castelló Blasco, J.) La adquisición de nuevos patrones vinculares, en la
psicoterapia, solo es posible cuando hemos interrumpido el circuito
“pérdida-nuevo vínculo” y se ha logrado una clara consciencia del origen del
malestar.
Respecto de los
aprendizajes que pueden llevar a la elección de parejas con características
puntuales, que conllevan a una relación disfuncional, solemos encontrarnos con
importantes polaridades. Quienes han aprendido a delegar sus espacios
personales en función de los “otros”, estando la génesis de la dependencia en patrones vinculares que
remiten a familias con roles desdibujados, por un lado. Y en su
extremo, quienes en
independencia de los modelos familiares, adoptan una actitud “altruista”,
sintiendo más atracción por sujetos inestables, toscos, con dureza emocional,
considerando que necesitan “ayuda” y “afecto” para convertirse en seres
amables, estables emocionalmente, confiables.
En ambos casos, la expectativa y
el quehacer por el “cambio” de la pareja mantienen las fases de mayor malestar
sin que haya deseo de ruptura.
Al respecto dice
Castelló:“Las causas de la dependencia emocional son lo suficientemente
extensas y complejas. No obstante, sí podemos anticipar que, entre otros
factores, la mezcla de carencias afectivas tempranas y el mantenimiento de la
vinculación emocional hacia las personas que han resultado insatisfactorias son
las responsables de la génesis de la dependencia.
El tratamiento es principalmente psicoterapéutico y a largo plazo, porque desde
mi punto de vista la dependencia emocional es un trastorno de la personalidad
en sus formas más graves y crónicas (suele haber una sucesión casi
ininterrumpida de relaciones muy tormentosas y desequilibradas). Antes hemos
hablado sobre la sensación de tristeza e infelicidad que planea sobre las vidas
de los dependientes emocionales; el estado de ánimo es por tanto disfórico y
con tendencia a las rumiaciones sobre posibles abandonos, sobre el futuro de la
relación, el miedo a la soledad y qué podrían hacer para mitigarlo, etc. En
consecuencia, la sintomatología ansiosa también es relevante. Las
comorbilidades más frecuentes son, por tanto, con trastornos depresivos y ansiosos, y hay que considerar
la posibilidad de antecedentes de trastornos de la alimentación como la
anorexia o la bulimia. Autoestima y autoconcepto muy bajos.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que así como el miedo a la soledad
es uno de los rasgos distintivos de los dependientes emocionales, la falta de autoestima ,
aunque esto en ocasiones no es así en tanto pueden desarrollar habilidades a lo
largo de su vida en las cuales adquieran confianza y seguridad -por ejemplo en
el área laboral-” (Castelló Blasco, J.).
Consideramos que la dependencia emocional presenta una sintomatología que la
distingue de estos trastornos, y requiere un abordaje específico centrado
en los patrones vinculares, pero no podemos obviar la asociación de esta
conflictiva a otros trastornos.
El tratamiento cognitivo conductual comienza con el establecimiento de objetivos terapéuticos a corto, mediano y largo plazo, priorizando aquellos problemas que más están afectando al sujeto al iniciar la terapia.
El tratamiento cognitivo conductual comienza con el establecimiento de objetivos terapéuticos a corto, mediano y largo plazo, priorizando aquellos problemas que más están afectando al sujeto al iniciar la terapia.
jueves, octubre 18
Sonrisas Dulces
1ª Campaña Solidaria Sonrisas Dulces
Ésta es una campaña de solidaridad promovida por Miguelañez en colaboración con la
Fundación Theodora, que trabaja con los "Doctores Sonrisa" para aliviar el sufrimiento
de los niños hospitalizados a través de la risa. Porque la risa les hace fuertes.
Fundación Theodora, que trabaja con los "Doctores Sonrisa" para aliviar el sufrimiento
de los niños hospitalizados a través de la risa. Porque la risa les hace fuertes.
2ª Campaña Solidaria Sonrisas Dulces
¿A quién no le han colgado alguna vez una etiqueta? Migueláñez y la Fundación Carmen Pardo-Valcarce han elaborado una campaña solidaria en la que personas con discapacidad intelectual crean la PRIMERA ETIQUETA QUE NO TE PONE NADIE. Un proyecto solidario que persigue la integración social y laboral de estas personas.
domingo, septiembre 16
El cerebro feliz. La risa y el sentido del humor
Si uno puede reírse de los impedimentos para ser feliz, es que los puede superar
jueves, septiembre 13
EXPLICACIONES CAUSALES, ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO Y BIENESTAR PSICOLÓGICO
La atribución es un proceso cognitivo mediante el cual las personas explican las situaciones que les ocurren. Las causas que se pueden aducir para explicar los eventos son muy variadas, y dependiendo de qué causas se empleen se derivaran diferentes emociones. Por ejemplo, ante un fracaso (suspender un examen, tomar una decisión equivocada, cometer un error en el trabajo, etc.), una persona puede explicarlo por un golpe de mala suerte momentáneo, mientras que otra puede creer que tiene una incapacidad crónica. Los estados de ánimo que estas hipotéticas personas experimentarán, serán muy distintos, aunque el suceso ocurrido sea el mismo, dependiendo de qué razones utilicen para explicar dicho suceso.
La atribución, además de ser un proceso que se desencadena ante una situación específica, también se puede entender como un estilo, o tendencia relativamente estable a explicar un amplio rango de situaciones, de una forma particular.
Uno de los estilos explicativos más relevantes es el estilo atribucional negativo, que se define como una tendencia a explicar las situaciones negativas mediante causas internas (la causa es algo de la persona, no ambiental, por ejemplo, "mi incapacidad", "mi desidia", "mi forma de ser"), estables (la causa se mantiene a lo largo del tiempo) y globales (la causa afecta a distintas áreas de la vida, no sólo a un tipo de situaciones concretas). |
La mayoría de los estudios se han centrado en valorar la relación entre este estilo y la depresión, lo que ha permitido mostrar que las personas con un estilo atribucional negativo tienen más probabilidad de desarrollar depresión clínica y síntomas depresivos cuando se enfrentan con situaciones difíciles o negativas (Alloy y cols., 2006; Sanjuán, 1999; Sweeney, Anderson y Bailey, 1986). Aunque menores en número, otros trabajos también han encontrado una asociación entre este estilo explicativo y ansiedad y otras emociones negativas. Por otra parte, algunos estudios también lo relacionan con una peor salud física (informe de más síntomas, padecimiento de más enfermedades, ocurrencia de más accidentes, etc.). Tomados conjuntamente, estos resultados parecen sugerir que el poseer este estilo explicativo negativo hace a las personas más vulnerables y propensas a experimentar malestar tanto psicológico como físico o, incluso, desarrollar algún trastorno psicopatológico.
La tendencia a explicar las situaciones positivas mediante causas internas, estables y globales, se está empezando a denominar estilo autoensalzante, y se postula que podría ser un factor protector relacionado con los aspectos más positivos del funcionamiento psicológico, ya que se ha relacionado con bienestar y mayor autoestima. Además, otros trabajos también han encontrado que explicar las situaciones positivas mediante causas internas, estables y globales produce una disminución de los síntomas depresivos en los pacientes con este trastorno.
Aunque los estilos explicativos se definen como tendencias relativamente estables, no significa, por ello, que sean totalmente resistentes al cambio, por el contrario, existe alguna evidencia que muestra que, mediante técnicas de terapia cognitiva, el estilo explicativo negativo se puede modificar y sustituir por otras formas de pensar más beneficiosas para la persona. La identificación de personas con estilos de pensamiento vulnerable permitiría la prevención tanto del malestar psicológico como de algunos trastornos psicopatológicos. De cara a la intervención, también sería muy interesante conocer si existen otros mecanismos o procesos que pudieran estar mediando la relación entre estilo explicativo y malestar, puesto que su identificación permitiría tratar el problema desde distintos frentes, y se posibilitaría el incremento de la efectividad del tratamiento.
| En el caso que nos ocupa, que es la relación entre el estilo explicativo negativo y el malestar psicológico, se ha sugerido que podría estar mediada por la puesta en marcha de estrategias de afrontamiento inadecuadas. Las estrategias de afrontamiento son todas aquellas acciones, pensamientos o emociones que se desarrollan para hacer frente a las situaciones estresantes con las que se encuentra el individuo. Estas estrategias pueden centrarse en: |
Solucionar el problema: como por ejemplo, buscar información sobre el problema, sopesar diferentes opciones a seguir o elegir un plan de acción y ponerlo en marcha.
- Los estados emocionales derivados de la situación problemática: estas estrategias serían las más adecuadas en el caso de que el problema no tenga solución o sea incontrolable. Además, se podría decir que algunas de las estrategias son más adecuadas para paliar el malestar emocional derivado de la situación, como puede ser la aceptación de la realidad, la reinterpretación positiva de la situación, la utilización del sentido del humor, intentar aprender algo de la situación, o buscar el apoyo emocional de los seres queridos, mientras que otras, no sólo no mitigan el malestar, sino que lo pueden incrementar, como por ejemplo, la negación de la existencia del problema, evitar enfrentarse a la situación o evadirse a través del alcohol o las drogas.
A pesar de ser una línea de investigación que puede resultar fructífera teniendo en cuenta las posibilidades de intervención que se pueden abrir, prácticamente no existen estudios que hayan intentado comprobar qué tipo de estrategias emplean las personas en función de los estilos atribucionales o explicativos que les caracterizan. El trabajo al que hacemos referencia es uno de los pocos llevados a cabo y que se ha realizado con una muestra española. Sus resultados han mostrado que las personas con un estilo explicativo negativo presentan mayor sintomatología depresiva debido al estilo de afrontamiento poco efectivo que emplean para hacer frente a las situaciones, pues utilizan en menor medida las estrategias dirigidas a la solución directa de los problemas y en mayor proporción las estrategias que incrementan el malestar emocional, como pueden ser evitar enfrentarse a los problemas o negar su existencia. Por otra parte, se encontró el patrón contrario cuando se analizó el estilo autoensalzante, que mantiene una relación con el bienestar psicológico gracias al uso preferente de las estrategias de afrontamiento centradas en la solución de los problemas y al bajo empleo de las estrategias centradas en la emoción.
domingo, septiembre 9
Análisis de sangre: cómo descifrarlos
La interpretación de los resultados de una analítica puede dar lugar a confusiones, ya que algunos valores de normalidad dependen de cada persona
En el hemograma constan otros datos que resultan útiles: VCM (Volumen Corpuscular Medio, con valores entre 78 y 100 femtolitro, fL), que refleja el tamaño de los hematíes; HCM (Hemoglobina Corpuscular Media, que oscila entre 27 y 32 picogramos por célula, pg/cél), referido a la cantidad de hemoglobina de cada hematíe; y CHCM (Concentración de Hemoglobina Corpuscular Media, de 32 a 36 gm/dL), que relaciona la cantidad de hemoglobina que lleva el hematíe con su volumen.
La glucosa es un azúcar (hidrato de carbono) considerado como la principal fuente de energía para las células. Sus niveles varían durante el día y son máximos en las 2 horas que siguen a la ingesta y mínimos tras ayunos prolongados. Los niveles normales oscilan entre 70 milígramos por decilitro de sangre (mg/dL) y 110 mg/dL. El diagnóstico de diabetes se establece cuando hay dos determinaciones en ayunas por encima de 126 mg/dL o una por encima de 200 mg/dL, aunque sea después de una comida.
Los análisis de sangre incluyen numerosos términos que resulta complejo entender e interpretar. A este inconveniente se suma, además, que los valores de normalidad se pueden reflejar de distintas formas de acuerdo al criterio del laboratorio que analice la muestra. No obstante, lo mejor es confiar en el criterio del médico antes de alarmarse ante un resultado que no se entiende. A continuación se detalla cada apartado.
Análisis de las células de la sangre: el hemograma
Los tres grupos de células presentes en la sangre son: los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas.
Los glóbulos rojos, también llamados hematíes o eritrocitos, son los corpúsculos (elementos) encargados de transportar el oxígeno desde los pulmones hasta todas las células del organismo. En su interior se halla la hemoglobina, que lleva el oxígeno y es la responsable del característico color rojo de la sangre.
Las analíticas reflejan varios valores de los glóbulos rojos. En primer lugar, es frecuente que conste el número de hematíes, expresado en millones por milímetro cúbico, cuyos valores normales oscilan entre 4.300.000 y 5.900.000/mL. En el hemograma también se cuantifica la hemoglobina (entre 12,5 y 17gr/L), que a menudo es proporcional a los hematíes; es decir, cuando hay anemia, tanto el número de hematíes como la cifra de hemoglobina son bajos. El hematocrito es el tanto por ciento de hematíes en el volumen total de la sangre y también es un buen indicador para las anemias. Los resultados aceptables son distintos en hombres, de un 40,7% a un 50,3 %, que en mujeres, del 36,1% al 44,3%.
Respecto a los glóbulos blancos o leucocitos, el hemograma refleja su cifra total (consta con la palabra "recuento", con valores normales entre 3.500 y 11.000/mL) y las diferentes clases de leucocitos (se recoge como "fórmula leucocitaria"). Los leucocitos son el pilar básico de defensa frente a los microorganismos. El número de leucocitos aumenta en las infecciones y predomina un tipo u otro, según el tipo de microorganismos (en las infecciones bacterianas aumentan los neutrófilos y en las provocadas por virus, los linfocitos y los monocitos). Pueden disminuir en infecciones muy graves, ante enfermedades de la médula ósea o como efecto secundario de algún fármaco.
El hemograma estudia las plaquetas (130.000 y 450.000/mL), que intervienen en la formación de coágulos sanguíneos. Las enfermedades hematológicas y los trastornos hepáticos son las causas más frecuentes que alteran su número.
Estudio de la función del hígado y del riñón: bioquímica
- Creatinina: las determinaciones relacionadas con el riñón son la urea (valor normal: 10 y 40 mg/dl), la creatinina (entre 0.6 y 1.2 mg/dl) y el monograma. La creatinina es una proteína muscular que circula por la sangre y que se elimina a través de la orina. Sus niveles son uno de los indicadores más precisos del funcionamiento del riñón. La urea mide también la función renal y el grado de hidratación. Aumenta en la insuficiencia renal, en estados de deshidratación y en individuos con mucha masa muscular.
- Ionograma: dado que una de las funciones primordiales del riñón es la eliminación de agua y de electrolitos, el estudio de la función renal se complementa con el ionograma, que determina los niveles de sodio, potasio y cloro. Estos últimos, en ocasiones, se identifican con las siglas de la tabla periódica de elementos: Na (135-146 mEq/l), K (3,5-5,0 mEq/l)y Cl (98-106 mEq/l), respectivamente.
- Transaminasas: en el apartado de la bioquímica también se estudia la función del hígado. Los valores que se muestran como GOT/ALT (valor normal entre 0 y 37 U/L ), GPT/AST (entre 0 y 41 U/L) y GGT (entre 11 y 50 U/L) corresponden a lo que de forma genérica se conoce como transaminasas. Son enzimas que se hallan en el interior de las células hepáticas. Valores por encima de los normales denotan que hay un proceso que provoca una inflamación. Estos procesos pueden ser de índole tan variada como una hepatitis (aguda o crónica) o los efectos tóxicos del alcohol o de ciertos fármacos.
Estudio del metabolismo: la glucosa y el colesterol
En el caso de que los valores de glucemia estén por encima de 100mg/dL, pero por debajo de 126mg/dL, se habla de intolerancia a la glucosa, que puede indicar un estado previo de diabetes. En estos casos, se recomienda hacer un estudio de sobrecarga de glucosa basado enconsiste en administrar un preparado con 75 gr de glucosa y determinar la glucemia a las 2 horas. Si se obtienen valores entre 140 y 199, se establece también el diagnóstico de diabetes.
Para el estudio de las grasas o lípidos, las analíticas determinan los valores del colesterol y los triglicéridos. Del colesterol se estudian sus niveles totales y algunas de sus fracciones, que se conocen como colesterol "bueno" (HDL) y colesterol "malo" (LDL). El colesterol es un elemento imprescindible para la vida, ya que es el precursor de algunas hormonas y de los ácidos biliares. Dado que es una sustancia grasa, no es soluble en el agua de la sangre y necesita una lipoproteína que la transporte. Las lipoproteínas más conocidas son la LDL y la HDL. La LDL es la responsable del transporte del colesterol a los tejidos, por lo que si es elevada, contribuye a que se deposite mas colesterol en las paredes de las arterias. Por el contrario, la HDL retira el colesterol de los tejidos y, por ese motivo, se conoce de manera popular como colesterol "bueno".
miércoles, septiembre 5
¿Cómo funcionan las drogas? - Curiosity
Se sabe que las drogas son peligrosas, pero por primera vez se experimentará el proceso de consumir narcóticos desde dentro del cuerpo humano
jueves, agosto 30
miércoles, agosto 22
¿A qué horas del día nos sentimos de mejor humor?
A finales del año pasado, científicos de la Universidad de Cornell (EE UU) utilizaron las redes sociales para demostrar que, habitualmente, las personas nos levantamos de buen humor pero la sonrisa se los borra de la cara a medida que avanza el día. La investigación, que incluyó el seguimiento de 2,4 millones de personas de 84 países durante dos años a través de Twitter, confirmó por primera vez en una muestra extensa de población que tenemos ritmos afectivos cíclicos, y que en gran medida estos dependen del trabajo, las horas de luz y la cantidad de sueño.
Usando un software específico para monitorizar el lenguaje empleado en la plataforma de microblogging, los autores de la investigación detectaron que existen dos franjas horarias en las que nuestro estado de ánimo es positivo: a primera hora de la mañana y cerca de la media noche. Y también confirmaron algo que ya sospechábamos: estamos de mejor humor los sábados y los domingos que los días laborables.
El buen humor afecta a muchos aspectos de nuestra vida. Por ejemplo, varios estudios demuestran que somos más creativos cuando nuestro estado de ánimo es positivo. Sin embargo, también confiamos menos en los demás cuando nos sentimos felices, tal y como se deduce de un reciente estudio de la Universidad Estatal de Ohio. Por su parte, investigadores de la Universidad de Missouri han llegado a la conclusión de que la capacidad de la memoria de trabajo, esa que usamos para recordar un número de teléfono o el nombre de una persona que nos acaban de presentar, se reduce cuando nos sentimos de excelente humor.
miércoles, julio 25
El gran nombre de la democracia
Excelente articulo de Ángeles Caso
Desde hace tiempo, cada mañana, después de leer el periódico y escuchar algún informativo en la radio, suelo caer durante un rato en un proceso depresivo. Imagino que a todos ustedes les sucede algo parecido. Por muy bien que les vayan las cosas a cada uno a título individual, es imposible no verse afectado por todo lo que nos rodea. Parece que nos hayan tirado encima un cubo entero de pintura sucia y maloliente, emborronando el fresco más o menos decente que habíamos ido haciendo entre todos.
Entre todos: al menos desde el siglo XVIII y el extraordinario proceso dela Ilustración, han sido muchas las generaciones, infinitos los hombres y las mujeres que han batallado y se han dejado la libertad y hasta la vida por construir un mundo mejor. Una sociedad de la que habían ido desapareciendo lentamente las masas de los desheredados, dando paso a un dominio de las clases medias que fueron accediendo a la educación y al poder a través de la democracia.
Habíamos aprendido que la redistribución de la riqueza era fundamental para la paz social. Que compartir con los desprotegidos era la obligación de los más afortunados. El camino hacia delante parecía imparable. Y ahora de pronto, en unos meses, nos desmantelan todos esos derechos conseguidos a base de tanto esfuerzo. Derechos adquiridos, no privilegios regalados. Día a día, entre unos y otros, nuestros gobernantes se van cargando en nombre de la crisis los logros de una sociedad que, al fin, empezaba a ser justa. Sólo empezaba: España no había llegado ni de lejos al nivel de protección social existente en otros países de nuestro entorno, cuando la guadaña de los recortes ha ido a decapitar precisamente ahí.
Tratan de convencernos de que no queda otro remedio. Pero entretanto vemos cómo los privilegios de los más ricos y los más poderosos se mantienen intactos. Como si la historia no hubiera sucedido. Mientras millones de españoles se van al paro y cientos de miles de parados rozan ya la miseria, los políticos y sus colegas financieros y banqueros siguen impolutos en su mundo perfecto. Y da igual que malversen o dilapiden el dinero que hemos aportado entre todos y que debería invertirse en becas, quirófanos o asilos: nunca pasa nada. Han tirado millones de euros públicos por la ventana, han inaugurado infraestructuras absurdas, adquirido mansiones, arruinado cajas de ahorros, viajado en coches supersónicos, pagado cenorras, prostitutas y cocaína con nuestros impuestos. Pero ahí siguen, con sus corbatas impecables y su aire de ladrones elegantes.
Cada mañana, después de leer el periódico, en medio de la depresión, los maldigo. Maldigo a los corruptos, claro, pero también a los vanidosos que han querido dejar sus nombres escritos en piedra para la posteridad. Y a todos los decentes que han mirado hacia otro lado haciéndose los tontos mientras sus compinches robaban. Y ya sé, ya sé que todo esto no debe decirse, que es dar pábulo a los extremismos y a los populismos. Etcétera. Etcétera. Pero entonces ¿qué hacemos? ¿Nos callamos mientras ellos nos conducen obedientemente, como ovejitas silenciosas, hacia el viejo corral del antiguo régimen, las grandes desigualdades, los señores y los siervos? ¿Decimos amén porque esta bazofia lleva el gran nombre de democracia…?
miércoles, julio 18
sábado, julio 14
LA PSICOTERAPIA TELEFÓNICA AYUDA EN LA DEPRESIÓN, POR LO MENOS A CORTO PLAZO
Como demuestran numerosos estudios, la psicoterapia es una de las maneras más eficaces para tratar la depresión, pero en algunas ocasiones surge la dificultad de cómo conseguir que las personas salgan de casa para buscar ayuda y tengan una buena adherencia al tratamiento. Un nuevo estudio publicado en The Journal of the American Medical Association (JAMA), sugiere que para algunos pacientes, recibir terapia por teléfono, en lugar de cara a cara, podría ser una solución. | |
Este trabajo contó con 325 personas diagnosticadas de depresión mayor que fueron divididas aleatoriamente en dos grupos (uno con tratamiento telefónico y otro con presencial). Cada modalidad de tratamiento contaba con 18 sesiones y para la recogida de los datos, se realizaron tres evaluaciones: una evaluación pretratamiento, otra postratamiento a las 18 semanas y un seguimiento a los 6 meses.
En cuanto a los resultados encontrados en la investigación, cabe destacar que los pacientes que recibieron la terapia telefónica tuvieron una tasa de abandono significativamente menor (el 21%, 34 sujetos), con respecto a los pacientes del grupo de la terapia presencial. Además, su sintomatología depresiva tras 18 semanas era similar en ambos grupos (el 33%, 53 sujetos). En el seguimiento realizado a los 6 meses, los pacientes del grupo de terapia telefónica, aunque estaban menos deprimidos que antes del tratamiento, obtuvieron mayores puntuaciones en depresión que los pacientes que recibieron terapia cara a cara.
Estos resultados no reflejan necesariamente que la terapia telefónica sea menos eficaz que la presencial, sino que podría ser que los sujetos que acabaron el tratamiento telefónico estuvieran más deprimidos que los del otro grupo. Es decir, aunque ambos grupos se iniciasen con proporciones similares de gravedad de la depresión, es posible que los más deprimidos fueran los que abandonasen el grupo del tratamiento cara a cara, ya que les cuesta más trasladarse e implicarse en la terapia. Según los terapeutas, en alguna ocasión despertaron a algún paciente de la siesta, que había olvidado su sesión telefónica; esto en el otro grupo habría sido un abandono de la terapia.
Los datos de este trabajo sugieren que la opción de la terapia telefónica puede ser una valiosa manera de hacer llegar los beneficios de la psicoterapia a los pacientes más deprimidos.
LA FALTA DE DISPONIBILIDAD DE TRATAMIENTOS PSICOLÓGICOS EN EL SISTEMA SANITARIO PÚBLICO SUPONE UNA GRAVE DISCRIMINACIÓN – INFORME DE LA LSE
Un nuevo informe de la London School of Economics and Political Science (LSE) ha calificado de "discriminación escandalosa" la escasez de tratamientos psicológicos que se ofrecen a las personas con problemas de salud mental en el sistema sanitario público.
Esta prestigiosa universidad de Reino Unido fue la misma que elaboró en el año 2006 el conocido informe The Depression Report, en el que se justificaba la necesidad de intervenir de la manera más eficaz, eficiente y efectiva sobre la elevada incidencia de trastornos mentales comunes, recomendando la intervención psicológica (por su mejor relación coste/beneficio) frente al tratamiento farmacológico. Gracias a este informe y a los esfuerzos realizados por un conjunto de asociaciones de pacientes y profesionales, el gobierno del Reino Unido inició un cambio pionero en la atención de las personas con problemas de ansiedad y depresión, incorporando tratamientos psicológicos basados en la evidencia en los servicios de Atención Primaria, en el marco del Programa Improving Access to Psychological Therapies (IATP). | |
El nuevo informe elaborado recientemente por la LSE, titulado How mental illness losses out in the NHS, (Sobre cómo la salud mental pierde posiciones en el SNS), advierte que los trastornos de salud mental comprenden cerca de la mitad de las causas de enfermedad de la población activa, siendo más incapacitantes que la mayoría de las enfermedades físicas crónicas. Sin embargo, tan sólo una de cada cuatro personas con trastorno mental llega a recibir cualquier tipo de tratamiento en el Reino Unido. En lo que respecta a los tratamientos psicológicos, el acceso a estos servicios es aún más limitado.
Los autores del informe, que integran un equipo de prestigiosos profesores de economía, psicología y psiquiatría, reclaman que a pesar de que el gobierno de Reino Unido ha invertido más de 400 millones de libras para promocionar el acceso a terapias psicológicas, los centros de salud adscritos a esta iniciativa no están destinando la totalidad de estas ayudas a este objetivo, y denuncian que los recortes que se están implementando han comenzado a realizarse, en primer lugar, en la prestación de ayudas al sector de la salud mental. La situación de desatención es aún más grave para el caso de los problemas de salud mental de niños y adolescentes, señala además el texto.
El documento, publicado el 18 de junio, vuelve a recordar la evidencia científica que pone de manifiesto la eficacia de la terapia cognitivo-conductual en los casos de depresión o ansiedad frente al tratamiento farmacológico y señala la importancia de seguir invirtiendo esfuerzos para completar la implementación del programa IAPT en todo el país.
Específicamente, el informe concluye que:
- La ausencia de tratamiento psicológico
- para las personas con problemas de salud mental es el caso más evidente de desigualdad en el sistema sanitario. No ofrecer este tipo de tratamientos, de acuerdo a su demanda, supone una forma grave de discriminación, dado que si bien existen tratamientos psicológicos eficaces, las personas afectadas no pueden acceder a este tipo de recursos por no estar suficientemente disponibles en la cartera de servicios del sistema nacional de salud.
- Las terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual, permiten un alivio rápido de los síntomas de depresión o ansiedad, en más del 40% de los casos. Posibilitar que estos programas psicológicos estén más disponibles, señala el texto, "le supondría un coste mínimo o nulo al sistema sanitario", dado que conllevaría un ahorro en términos de una reducción de las visitas al médico por parte de estos pacientes, así como en prestaciones por incapacidad.
Los expertos reclaman asimismo la importancia de que las fases de implementación del programa IATP se realicen según los tiempos previstos y que se extienda su disponibilidad a todos los grupos de afectados, ya que se estima que sólo se ha beneficiado de este programa un 15% de la población diana. Entre los colectivos a los que se debe ampliar esta prestación de manera urgente, el informe señala a los niños y a las personas con enfermedades físicas crónicas.
En nuestro país, los programas de intervención psicológica están aún más lejos de cubrir la demanda de la población. Tal y como manifestó el presidente de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES), José María Sánchez Monge, en una entrevista a Infocop, "es fundamental que el tratamiento psicológico deje de considerarse "un extra" en la atención a los problemas de salud mental y se convierta en un elemento más en la cartera de servicios y programas que se ofrecen tanto a los afectados como a sus familiares. En ese sentido, entendemos que la atención debe equiparar en importancia el tratamiento farmacológico y el psicológico".
Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó este mismo año un informe solicitando un mayor acceso a los tratamientos psicológicos y más especialistas de salud mental en los centros de Atención Primaria de nuestro país, ya que "los antidepresivos y tranquilizantes se prescriben en demasiados ocasiones, a pesar de que el tratamiento de elección para la ansiedad y la depresión debe ser la psicoterapia". La OCU, al igual que la LSE, entiende que el coste de la generalización del tratamiento psicológico se vería ampliamente compensado con la reducción de las bajas laborales por ansiedad y depresión.
No obstante, y a pesar de la evidencia científica que avala el tratamiento psicológico en estos casos, el ahorro económico que supondría y la demanda realizada por pacientes, familiares y usuarios de los servicios de salud, los recortes económicos en sanidad, derivados de la actual situación de crisis económica, han ido en aumento y son más notorios en el sector de la salud mental, que sigue siendo la gran olvidada del sistema sanitario público.
jueves, junio 28
El amor, ¿cerebro o corazón?
Un reciente meta-análisis realizado por la investigadora Stephanie Ortigue, de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, revela que enamorarse no sólo puede provocar una sensación de euforia parecida a la vinculada al consumo de cocaína, sino que también afecta a las áreas intelectuales del cerebro. Además ha calculado que el fenómeno popularmente conocido como 'flechazo' tarda aproximadamente un quinto de segundo en surtir efecto. Los resultados del trabajo de Ortigue, publicados bajo el título “La Neuroimagen del Amor” en la revista Journal of Sexual Medicine, revelan que, cuando una persona se enamora, hasta 12 áreas del cerebro trabajan conjuntamente para liberar las sustancias químicas que inducen euforia, como la dopamina, la oxitocina, la vasopresina o la adrenalina. Y que “diferentes tipos de amor implican a distintas áreas cerebrales”. Por ejemplo, el amor apasionado pone en acción a las zonas relacionadas con la recompensa y algunas funciones cognitivas superiores, como las que participan en la creación de metáforas y en la representación de la imagen corporal. Entonces, ¿el amor es corazón o cerebro? “Yo diría que el cerebro, pero el corazón también está implicado", responde Origue, que cita como ejemplo que cuando se generan cascadas de neurotransmisores en ciertas zonas del cerebro el corazón se acelera y aparecen las “mariposas” en el estómago. Según la investigadora entender cómo y por qué nos enamoramos ayudará también a reparar un “corazón roto” por el desamor. |
Suicidios, la epidemia del siglo XXI

¿Inimaginable, cierto? Porque cuando alguien se quita la vida, el silencio lo llena todo. Eso a pesar de que son pocos los que se libran de haber sufrido un caso cercano. Un amigo, un familiar, un vecino, el padre de un amigo... Y también a pesar de que el suicidio es la principal causa de muerte violenta en el mundo, por encima de homicidios, guerras y accidentes de tráfico.
Su frecuencia ha aumentado un 60% en el último medio siglo, y ya son varios los estudiosos que señalan un incremento propiciado por la crisis económica, si bien la mayoría de los expertos coincide en que aún no existe la suficiente perspectiva para corroborarlo.
Según las últimas cifras del INE, en 2009 cerca de 3.500 personas se quitaron la vida en España. Unas cuentas que no salen para el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal, Alfredo Calcedo, que calcula una tasa de suicidios de 10,5 por cada 100.000 habitantes, es decir, 4.500 muertes anuales.
Un problema de salud pública
Por eso, la OMS, la ONU y la Unión Europea han lanzado la voz de alerta y señalado la muerte voluntaria como un problema de salud pública de primera magnitud. La OMS demanda que autoridades y gobiernos adopten medidas de prevención, dado que las cifras demuestran que las actuales son insuficientes. Ya en 2006, Kofi Annan, entonces secretario general de la ONU, reclamaba "prestar más atención a esta tragedia humana para prevenir muertes innecesarias".
La UE, por su parte, señala el suicidio como "área de especial interés". Según explica el doctor Fernando Cañas, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Rodríguez Lafora: "Al señalarlo como área de especial interés, se busca poder detectar personas en riesgo alto y técnicas de intervención eficaces". Por este motivo, "el Ministerio de Sanidad está desarrollando estrategias de prevención", afirma el doctor, experto en Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), el colectivo de enfermos mentales que más intentos de suicidio registra.
¿Por qué se suicidan?
Si algo se ceba con los suicidas es la enfermedad mental. O más bien viceversa. En el 90-95% de los casos existe algún tipo de trastorno psiquiátrico, la mayor parte de las veces, una depresión. De ahí la importancia de la atención y detección temprana.
"El 5% restante obedece a un factor existencial que hace que la persona en cuestión vea en el suicidio la única manera de poner fin a sus problemas", según el sociólogo y periodista Juan Carlos Pérez. Los antecedentes familiares, padecer una enfermedad crónica que cursa con dolor, conductas adictivas (como el alcoholismo), acontecimientos vitales que suponen pérdidas afectivas, el aislamiento y el hecho de haber tenido alguna vez pensamientos suicidas son otros factores de riesgo.
"Tal vez la pregunta que deba hacerse es: '¿Y usted, por qué no se suicida?' Cuando conteste, entenderá por qué el suicida sí lo hace"
Hay tantos casos como personas, si bien una característica común a todos es la soledad. Soledad a la que se suman situaciones traumáticas (una ruptura amorosa, la muerte de un familiar...). Y, según la psiquiatra Carmen Tejedor, experta en Suicidología, detrás de un suicidio "siempre está el dolor".
"Nadie que es feliz se suicida. Quien se suicida siempre es una persona con dolor físico o moral, que no ve salida y se le hace insoportable", explica Tejedor, que descarta además que el suicidio pueda ser una decisión racional: "Para ser libre hay que tener un equilibrio emocional, pero el que se suicida es que no tiene otra salida, luego no hay libertad. Si no hay libertad no hay culpa. Pero como pensamos que es un acto de libertad, esto da lugar a juicios paralelos y atribuimos la culpa a la familia. Y aumentamos el sufrimiento".
Y sugiere el siguiente ejercicio: "Tal vez la pregunta que deba hacerse es: '¿Y usted, por qué no se suicida?' Cuando conteste, entenderá por qué el suicida sí lo hace".
Carmen Tejedor es precisamente una de las responsables del primer programa de prevención del suicidio desarrollado en España. Un proyecto de atención integral que se llevó a cabo de forma experimental hasta 2008.
Quiénes son
Las mujeres lo intentan más. Los hombres son más efectivos. "Usan métodos más contundentes", explica el sociólogo Juan Carlos Pérez, autor de 'La mirada del suicida. El enigma y el estigma' (Plaza y Valdés). De hecho, los varones triplican a las féminas en número de suicidios.
La mitad de los suicidados lo consigue tras una o varias tentativas. "Ése es el primer factor de riesgo: el haber intentado suicidarse. Sobre todo en el primer y segundo año tras la primera tentativa", explica Tejedor. "El que habla de suicidio es el que lo comete", continúa la doctora. "Siempre que esto suceda, debemos preguntarle el porqué, no dejarle solo y ganar tiempo".
Los estudios detectan dos picos en las cifras: la adolescencia y la vejez. "Los ancianos son el principal grupo de riesgo, por varios factores, como la pérdida de poder adquisitivo que va aparejada a la jubilación", explica el doctor Calcedo. "Además", añade, "está la inversión de la pirámide poblacional: cada vez hay más ancianos, una esperanza de vida mayor, y por tanto más enfermedades crónicas, problemas familiares, la pérdida de la pareja...".
Para los adolescentes, por su parte, el fracaso escolar, un desengaño amoroso, el divorcio de los padres o conductas de imitación pueden convertirse en desencadenantes de la muerte voluntaria.
Qué pasa cuando acuden a urgencias
El psiquiatra Alfredo Calcedo calcula 4.500 suicidios al año en España
Las Urgencias de Madrid reciben cada día a entre cinco y ocho personas que han intentado suicidarse. Los profesionales que las atienden evalúan el nivel de riesgo, ordenando su hospitalización en los casos más graves, para después continuar con tratamiento ambulatorio. Sin embargo, resulta imprescindible una "mejora de la calidad asistencial de la red de salud mental", a juicio de Calcedo y de los profesionales consultados.
Los psiquiatras coinciden en que la falta de recursos impide el seguimiento de buena parte de los casos. Reclaman más residencias, asistencia domiciliaria y atención psicológica. Muchas familias se ven desbordadas al tener que hacerse cargo de personas que habitualmente aprovechan el mínimo descuido para intentar quitarse la vida. La danesa Lone Scherfig lo retrató muy bien en 2002 en la película 'Wilbur se quiere suicidar'.
El Hospital Rodríguez Lafora plantea un cambio de modelo en el tratamiento de pacientes de TLP, los más proclives a intentar suicidarse, y por tanto "grandes consumidores de recursos sanitarios", según explica el doctor Cañas. "El TLP es una situación de inestabilidad emocional, una anomalía en el desarrollo de la manera de ser de una persona. Hay factores, como las crisis emocionales, que propician que una personalidad ya anómala se descompense y dé lugar a conductas impulsivas y autodestructivas", añade
Las mujeres lo intentan más. Los hombres son más efectivos porque usan métodos "más contundentes"
El programa hace al paciente copartícipe del tratamiento, de modo que firma un contrato en el que se compromete con el proceso, que incluye seis meses de internamiento, y seis de seguimiento ambulatorio intensivo, que harían la función de "puente" hacia la vida normal. Durante este periodo, los pacientes reciben un tratamiento multidisciplinar orientado a cambiar "su modo de funcionar", quedando claro que "el tratamiento es el inicio del camino, no la solución", añade Cañas.
El sociólogo Juan Carlos Pérez, por su parte, considera que existe un abuso de la terapia farmacológica. "Es como tratar una fractura con analgésicos: no se está yendo a la causa, sólo aplicando anestesia". Para Pérez, es imprescindible un abordaje multidisciplinar del suicidio, un tratamiento "que incluya educación, sanidad, política, medios de comunicación, el ámbito profesional, afectivo, familiar, las relaciones sociales... Es un problema que afecta a todos", concluye.
¿Qué hay de los que quedan?
"Del suicidio no se habla", dice rotundo Juan Carlos Pérez. Y sabe de lo que habla. Su padre se quitó la vida, dejándole doblemente huérfano: por serlo y por no poder hablar de ello. Cuando su padre murió, el silencio llenó todos los rincones y, con ello, se agrandó el sentimiento de culpa e incomprensión. Por eso, decidió estudiar el tema, y plasmó su reflexión en 'La mirada del suicida. El enigma y el estigma'.
En él repasa, entre otros aspectos, la evolución de la consideración del suicidio a través de la historia: un pecado, un delito, una deshonra para la familia, algo romántico con una áura mística, hasta su consideración como asunto de salud pública. Sin embargo, dice, "esa áura permanece. Sigue siendo un tabú, algo maldito e innombrable".
El suicidio sigue siendo un tabú, algo maldito e innombrable, lo que convierte a las familias en víctimas dobles
Además de sociólogo, Juan Carlos Pérez es periodista. Recuerda que en las facultades de Comunicación se enseña que el suicidio no es noticia. "Es en cierto modo correcto, no es noticia cada caso individual, no se debe informar de métodos o detalles. Pero es también un error: sí se debe hablar del fenómeno social que supone el suicidio. En España muere más gente por suicidio que por accidentes de tráfico".
Por eso, continúa con su cruzada. Quiere que se hable del tema. Y que el 10 de septiembre, Día Mundial de la Prevención del Suicidio, no pase sin pena ni gloria en los medios. Este año, gracias a su empeño, el asunto se 'coló' en la prensa. El principio de un largo camino.
miércoles, junio 27
OMS | Día Mundial para la Prevención del Suicidio
OMS | Día Mundial para la Prevención del Suicidio
10 de septiembre 2012
El 10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, se fomentan en todo el mundo compromisos y medidas prácticas para prevenir los suicidios. Cada día hay en promedio casi 3000 personas que ponen fin a su vida, y al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue.
Con el patrocinio de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, la OMS y sus colaboradores preconizan una terapia adecuada y medidas de seguimiento para quienes han intentado suicidarse, junto con un tratamiento más mesurado del suicidio por parte de los medios de comunicación.
Es necesaria una labor mundial de concienciación de que el suicidio es una de las grandes causas prevenibles de muerte prematura. Los gobiernos deben elaborar marcos normativos para las estrategias nacionales de prevención del suicidio. A nivel local, las declaraciones políticas y los resultados de la investigación deben plasmarse en programas de prevención y actividades comunitarias
10 de septiembre 2012
El 10 de septiembre, Día Mundial para la Prevención del Suicidio, se fomentan en todo el mundo compromisos y medidas prácticas para prevenir los suicidios. Cada día hay en promedio casi 3000 personas que ponen fin a su vida, y al menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue.
Con el patrocinio de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, la OMS y sus colaboradores preconizan una terapia adecuada y medidas de seguimiento para quienes han intentado suicidarse, junto con un tratamiento más mesurado del suicidio por parte de los medios de comunicación.
Es necesaria una labor mundial de concienciación de que el suicidio es una de las grandes causas prevenibles de muerte prematura. Los gobiernos deben elaborar marcos normativos para las estrategias nacionales de prevención del suicidio. A nivel local, las declaraciones políticas y los resultados de la investigación deben plasmarse en programas de prevención y actividades comunitarias
sábado, junio 16
viernes, junio 15
¿Cómo es el cerebro adolescente?
Desarrollo cerebral durante la adolescencia, y cómo la inmadurez de la corteza prefrontal, unida a la hiperexcitación del sistema cerebral de recompensa, lleva a chicos y chicas a implicarse en muchos comportamientos de riesgo. Las razones de esa excitación extrema están relacionadas con los cambios hormonales puberales y la mayor sensibilidad cerebral a la dopamina, un neurotransmisor responsable de las sensaciones placenteras, que hace que las recompensas tengan un enorme poder de atracción para chicos y chicas. Esta sensibilidad contribuye a explicar lo rápido que aprenden los jóvenes y su gran receptividad a la recompensa, pero también sus reacciones emocionales extremas ante la derrota y el fracaso.
Pues bien, resulta que el cerebro adolescente también muestra una gran sensibilidad ante la oxitocina, otra hormona y neurotransmisor que es responsable de la formación de vínculos y que hace que las relaciones sociales sean más gratificantes. Es bien conocida la preferencia que los adolescentes tienen por mantener relaciones con sus coetáneos, lo que resulta más novedoso es el papel que la sensibilidad a la oxitocina desempeña en esta atracción. Chicos y chicas disfrutan a lo grande cuando están con sus amigos y amigas, y prefieren estas relaciones a otras con sujetos de diferente edad. De alguna manera, está pasión por los compañeros de la misma edad es la expresión en el ámbito social de la atracción que los jóvenes sienten por la novedad, puesto que sus coetáneos les resultan más novedosos que el conocido ambiente familiar.
Durante estos años se vivirán con gran dolor las situaciones de aislamiento o rechazo por parte del grupo. De hecho, algunos estudios con resonancias magnéticas han revelado que la respuesta del cerebro ante la exclusión del grupo de iguales es similar a la que se observa en situaciones de amenaza o de falta de alimento. Ello explica el tremendo sufrimiento que experimenta un chico que ha sido traicionado por sus amigos o que no ha sido invitado a una fiesta. En una entrada anterior me he referido a los resultados de un estudio en el que hemos encontrado que la baja vinculación con el grupo de iguales es uno de los factores relacionados con los trastornos emocionales en chicos y chicas adolescentes.
Finalmente, hay que resaltar un último detalle que no está exento de importancia: se trata de las estrechas relaciones existentes entre el sistema cerebral de placer-recompensa y el socio-emocional. Ello justifica que se produzca una sinergia entre ambos sistemas, sobrexcitables e hipersensibilizados durante la adolescencia, y que chicos y chicas muestren un comportamiento especialmente arriesgado cuando están con el grupo. Resulta evidente que hacen muchas más tonterias y arriesgan bastante más si están con sus amigos que si están solos.
A primera vista podría parecer que esta enorme atracción que los jóvenes sienten hacia la novedad, las emociones fuertes y la relación con los iguales responde a un diseño defectuoso que les coloca en una situación de mucho riesgo. Sin embargo, cuando miramos las cosas con más detenimiento vemos que estas características que definen nuestra adolescencia nos hace más adaptativos como individuos y como especie, ya que nos impulsan a asumir algunas experiencias enriquecedoras, y a conocer gente para ampliar nuestro grupo de conocidos, lo que incide positivamente sobre nuestra salud y satisfacción. Sin olvidar que nuestra existencia va a transcurrir durante la adultez entre individuos de nuestra misma edad, por lo que en el grupo iremos adquiriendo competencias que nos serán más útiles que las aprendidas en el contexto familiar.
Pues bien, resulta que el cerebro adolescente también muestra una gran sensibilidad ante la oxitocina, otra hormona y neurotransmisor que es responsable de la formación de vínculos y que hace que las relaciones sociales sean más gratificantes. Es bien conocida la preferencia que los adolescentes tienen por mantener relaciones con sus coetáneos, lo que resulta más novedoso es el papel que la sensibilidad a la oxitocina desempeña en esta atracción. Chicos y chicas disfrutan a lo grande cuando están con sus amigos y amigas, y prefieren estas relaciones a otras con sujetos de diferente edad. De alguna manera, está pasión por los compañeros de la misma edad es la expresión en el ámbito social de la atracción que los jóvenes sienten por la novedad, puesto que sus coetáneos les resultan más novedosos que el conocido ambiente familiar.
Durante estos años se vivirán con gran dolor las situaciones de aislamiento o rechazo por parte del grupo. De hecho, algunos estudios con resonancias magnéticas han revelado que la respuesta del cerebro ante la exclusión del grupo de iguales es similar a la que se observa en situaciones de amenaza o de falta de alimento. Ello explica el tremendo sufrimiento que experimenta un chico que ha sido traicionado por sus amigos o que no ha sido invitado a una fiesta. En una entrada anterior me he referido a los resultados de un estudio en el que hemos encontrado que la baja vinculación con el grupo de iguales es uno de los factores relacionados con los trastornos emocionales en chicos y chicas adolescentes.
Finalmente, hay que resaltar un último detalle que no está exento de importancia: se trata de las estrechas relaciones existentes entre el sistema cerebral de placer-recompensa y el socio-emocional. Ello justifica que se produzca una sinergia entre ambos sistemas, sobrexcitables e hipersensibilizados durante la adolescencia, y que chicos y chicas muestren un comportamiento especialmente arriesgado cuando están con el grupo. Resulta evidente que hacen muchas más tonterias y arriesgan bastante más si están con sus amigos que si están solos.
A primera vista podría parecer que esta enorme atracción que los jóvenes sienten hacia la novedad, las emociones fuertes y la relación con los iguales responde a un diseño defectuoso que les coloca en una situación de mucho riesgo. Sin embargo, cuando miramos las cosas con más detenimiento vemos que estas características que definen nuestra adolescencia nos hace más adaptativos como individuos y como especie, ya que nos impulsan a asumir algunas experiencias enriquecedoras, y a conocer gente para ampliar nuestro grupo de conocidos, lo que incide positivamente sobre nuestra salud y satisfacción. Sin olvidar que nuestra existencia va a transcurrir durante la adultez entre individuos de nuestra misma edad, por lo que en el grupo iremos adquiriendo competencias que nos serán más útiles que las aprendidas en el contexto familiar.
´Una depresión desatendida puede conducir al suicidio o causar otras enfermedades´

—Todo lo socioeconómico afecta en estos procesos. Por ejemplo, una persona en paro tiene un 49% más de probabilidades de caer en una depresión que una que no lo está. Al menos un tercio del riesgo de padecer una depresión está motivado por factores socioeconómicos.
—¿Hay estudios realizados en crisis anteriores que corroboren estas apreciaciones?
—Hay poca cosa, casi todos los estudios se han centrado en los trastornos emocionales que padecen los desempleados. Pero algo se ha hecho en la crisis asiática y en la de los países nórdicos, cuando se constató que aumentaba la prevalencia de los trastornos mentales y la de los suicidios.
—Pero, insisto, ¿no aumentan las depresiones como consecuencia de una pérdida de poder adquisitivo o de nivel social?.
—Bueno, quizá tenga algo que ver los momentos de abundancia que hemos tenido antes de esta crisis y sentimos que nos falta algo material, pero depresiones ha habido siempre y no creo que se deba atribuir el aumento de estos trastornos a lo material. En realidad, no hemos estudiado cómo afecta la pérdida de poder adquisitivo o de nivel social en las depresiones. También hay que hacer un ejercicio de autocrítica, ya que quizá hemos educado a nuestros hijos con poca tolerancia a la frustración.
—Entonces, ¿a qué es debido el incremento de estos trastornos?
—Están más ligados a la auténtica falta de recursos, a la imposibilidad de satisfacer las necesidades más básicas como puede ser el pago de la hipoteca de tu casa.
—Pero sí está demostrado que la depresión encuentra un campo abonado en una persona en situación de desempleo...
—Sí, un parado se encuentra en mayor riesgo de padecer depresión y ansiedad.
—¿Es cierto que la salud en términos generales mejora en tiempos de crisis?
—Sí, mejora en los países industrializados donde, a corto plazo, baja el número de muertes y de enfermedades, la mortalidad y la morbilidad.
—¿Por qué?
—Por varios factores. Generalmente, en tiempos de crisis y de menor actividad laboral, dispones de más tiempo libre para pasear, hacer ejercicio y, en definitiva, para cuidarte. También disminuye la productividad, lo que contribuye también a que las personas tengan menos estrés. También se dan menos accidentes de tráfico porque la gente usa menos el coche como medida de ahorro. Los flujos migratorios disminuyen y, con ellos, la propagación de enfermedades que los inmigrantes traen con ellos.
—¿Y qué pasa entonces en los países en desarrollo?
—Tienen muchos menos recursos sanitarios y, en tiempos de crisis, dan prioridad a otras cosas, eliminan el gasto en salud.
—También aumentan los casos de pacientes que refieren ansiedad. ¿Cómo se manifiesta esta ansiedad?
—Padeces un episodio de ansiedad cuando ésta adquiere un componente patológico y empieza a interferir en tu vida social, laboral o familiar. Cuando aumentan las discusiones con la familia y cuando te das cuenta de que esta conflictividad también aparece en tu actividad laboral y en tu vida social. Por ejemplo, te pone nervioso ver a tus amigos.
—¿Qué provoca esta ansiedad?
—Tiene un componente biológico importante, como en la depresión, trastorno con el que casi siempre va asociado. La ansiedad no es otra cosa que una forma errónea de interpretar o valorar aquellas situaciones que te son adversas o estresantes.
—Déme algunos consejos útiles para evitar la ansiedad.
—En primer lugar, no hay que provocarse un alarmismo innecesario, no catastrofizar todos los reveses que sufras. Hay que intentar prever las cosas malas en términos de probabilidades. Por ejemplo, si tienes miedo a volar, a la hora de coger un avión has de pensar que sólo se accidentan uno de cada diez mil aviones, que la probabilidad de que tu vuelo se estrelle es ínfima. O sea, hay que ser consciente de que la probabilidad de que nos ocurra una cosa mala es muy hipótetica. Y esto es algo en lo que los medios de comunicación ayudan poco, porque siempre resaltan lo negativo y lo extraordinario. Pero el consejo más útil y válido sería el de que hay que afrontar las cosas, no huir de ellas. Con esta actitud, la ansiedad va disminuyendo poco a poco.
—¿Aumentan los problemas sentimentales con las crisis?.
—Está demostrado que las crisis provocan disfunciones en las dinámicas familiares.
—¿Qué le aconsejaría a una pareja que ve que su relación se deteriora a consecuencia de esta recesión?
—Que se sitúe en un futuro próximo más halagüeño y que relativice mucho los problemas que puedan tener.
—¿Una ruptura sentimental puede degenerar en una depresión?
—La separación de tu pareja es uno de los acontecimientos vitales adversos que implican más riesgo de provocar un trastorno afectivo. Sólo es superada por la muerte de un cónyuge o de un familiar al que estás muy unido y, en épocas de crisis, por la pérdida de tu empleo.
—¿Qué consejo le daría a una persona que no se encuentra bien en su puesto de trabajo, acaban de anunciarle que ha muerto su madre y su novia decide dejarle?
—Ufff, yo diría que esa persona se encuentra en una situación de riesgo muy elevado de padecer un trastorno emocional y lo más recomendable sería que acudiera a un especialista. Pero todo dependen de cada individuo. Hay personas que sobrellevan estas situaciones límites perfectamente.
—Malestar en el trabajo y vacío familiar y emocional, ¿a qué se puede agarrar?
—A un futuro un poco mejor que la realidad que tiene hoy en día. Debe intentar afrontar la vida con optimismo. Aquí cabe el famoso proverbio indio que decía: ´Señor, dame serenidad para afrontar las cosas que no puedo cambiar, coraje para cambiar lo que pueda y sabiduría para conocer la diferencia´. Esta es la actitud que hay que tener en la vida.
—También han constatado en su estudio que los pacientes que admiten tener problemas de alcoholismo se han cuatriplicado con la crisis. ¿Por qué?
—El alcoholismo está asociado a una mayor disponibilidad de tiempo libre. A esto y a una vulnerabilidad genética tanto a la depresión como al abuso del alcohol.
—¿Se puede calificar a la depresión como una enfermedad propia de las mujeres?
—No, pero sí es cierto que es mucho más frecuente entre las mujeres. Por cada hombre con depresión hay dos o tres mujeres con trastornos de este tipo.
—¿Cuál es la explicación?.
—Por motivos biológicos y hormonales y factores psicosociales: buscan en mayor medida que los hombres soluciones a sus problemas psicológicos. Y también hay que mencionar los estereotipos de que las mujeres son más afectivas, más sensibles, más reflexivas...
—Además, todavía está mal visto que un hombre esté de baja por depresión...
—Sí, es una enfermedad que está estigmatizada entre los hombres.
—¿Qué hay que hacer para sortear una depresión profunda?
—Si realmente es grave, es inexcusable seguir un tratamiento farmacológico así como sesiones de psicoterapia. El depresivo ha de exponerse a la luz solar, no quedarse encerrado en su casa. Seguir medidas de higiene con el sueño, esto es, dormir las horas necesarias, acostarse todos los días a la misma hora, etcétera. También es muy importante seguir una buena alimentación. La dieta mediterránea es perfecta porque es frugal. Los depresivos son propensos a comer mal y a dormir peor.
—¿Qué tiempo puede tardarse en salir de una depresión?
—Esto depende de cada persona, pero por norma general son procesos largos. Hay que tener en cuenta que la medicación sólo comienza a hacer su efecto a las tres o cuatro semanas de iniciarse el tratamiento. Como media, se podría hablar de que una depresión puede tardar en curarse entre dos y tres meses.
—Cada vez que comparece un político, lo hace para anunciar más recortes que los medios de comunicación publicitan hasta la saciedad. ¿De qué manera influye este bombardeo en el aumento de las depresiones?
—Este alarmismo de los medios no augura nada bueno.
—¿No se debería insuflar algo de optimismo a la sociedad de vez en cuando?
—Será difícil porque, ¿no decís vosotros que las buenas noticias no venden? Pero sí que se deberían enfocar los temas de manera más positiva. Hoy en día se abusa de publicar noticias con proyecciones muy negativas que, si no se cumplen, no pasa nada, nadie se responsabiliza de esa información errónea y alarmista. Sería muy beneficioso no dramatizar las cosas más de lo que son en realidad.
—Si esta crisis se alarga en el tiempo, ¿pueden convertirse los trastornos emocionales en un problema de salud pública?
—El ser humano se adapta bastante bien a las condiciones adversas. Así, está demostrado que la persona que lleva un año en el paro está más depresivo que el que lleva dos años en situación de desempleo. Sin embargo, con el alcoholismo pasa lo contrario. Se agrava con el tiempo.
—¿No opina que se deberían reforzar los servicios médicos que tratan estos trastornos emocionales?
—Lo que no hay que hacer de ninguna manera es recortar la Atención Primaria. Si no se trata, el pronóstico de la depresión es peor. Y además, un persona en ese estado emocional suele acabar desarrollando otros problemas de salud como los cardiovasculares, endocrinos. De la misma manera, una depresión no atendida puede conducir al suicidio. Por eso los recortes, a largo plazo, pueden ocasionar más gasto en forma de enfermedades asociadas.
—¿Qué segmento de la población es más vulnerable a estas enfermedades?
—Las mujeres, que tienen un repunte de estos episodios en torno a los treinta años y otro a partir de los sesenta, cuando entran en la menopausia. Así como todos los grupos más desfavorecidos económicamente.
—¿Qué otros problemas traen aparejados los procesos depresivos?
—Los trastornos somatomorfos o, lo que es lo mismo, la somatización (transformar inconscientemente una afección psíquica en orgánica) que afecta a más de un veinte por ciento de los pacientes. Cambian un problema mental o familiar en un problema físico sin ser conscientes de ello.
—¿Y cómo se tratan?
—Son un verdadero problema para los facultativos de Atención Primaria, que no saben lo que les pasa ni cómo solucionar el problema con el que se presentan en su consulta. Los síntomas son reales, dolor de cabeza, gastrointestinal, etcétera, pero no hallan nada anormal en las analíticas y, por tanto, no hay tratamiento eficaz para ellos. Y todo porque el problema es psicosocial.
Fuente: diariodemallorca.es
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