lunes, marzo 21

DEPRESIÓN. YO TENÍA UN PERRO NEGRO

“Yo tenía un perro negro llamado Depresión” es un cortometraje educativo realizado por Organización Mundial de la Salud que tiene como objetivo ayudarnos a comprender lo que verdaderamente supone la depresión para las personas que la padece.

No obstante antes de ver el vídeo debemos destacar que la metáfora de usar la imagen del perro negro como la depresión se remonta a la expresión que Winston Churchill utilizó para describir su melancolía. Este poderoso político británico que combatió al nazismo con fiereza manifestó que con frecuencia se veía atrapado en la depresión, una bestia que lo acompañó siempre y que lo poseyó durante los últimos años de su vida.
Un perro cuyos lúgubres aullidos atormentan la mente de quien los escucha, sometiendo su vida a la angustia, la pesadez y la apatía.    
Cuando la claridad se vuelve dolor y sombra
La depresión no es una elección ni tampoco un signo de debilidad. No hay nadie que pueda decidir sobre esta sentencia. No funcionamos de esa manera ni tenemos un botón que active nuestra capacidad para sentirnos bien o mal.

Así, a todos puede pasarnos. Un día, de pronto, todo pierde sentido para nosotros. No hay nada que nos motive, que nos anime o que nos merezca levantarnos de la cama. El perro negro comienza a hacerse más y más grande, haciéndonos sentir profundamente tristes e irritables.
Su presencia nos agota y nos agobia, la angustia nos invade y nos vencen las circunstancias, alimentando a nuestro perro negro sin fuerzas ni ganas. A veces somos más conscientes de la presencia del animal pero también existe la posibilidad de que en cierto momento nos dé un respiro. Eso no significa que haya desaparecido.

Un perro negro causando insomnio
La inestabilidad es su especialidad, lo cual contribuye al aislamiento social y emocional. Cuando te acompaña el perro negro puedes acabar por sentir que no mereces la compañía de aquellos que tienes al lado o que no eres capaz de darle a nadie lo que necesita.
Es habitual comenzar a ver al perro negro al tiempo de haber tenido que lidiar con una pérdida emocional, con un cambio vital importante o, simplemente, un día cualquiera como consecuencia de “la gota que colmó el vaso”.
Habrá momentos en los que el perro negro esté más pesado y otros en los que esté más revoltoso, pero tener la certidumbre de que permanece a nuestro lado es asfixiante. Por eso es importante que acudamos a un profesional de la salud mental, psicólogo o psiquiatra, pues ellos pueden ayudarnos a darle coherencia emocional a la existencia y el acecho de este perro negro.

Existen tantos perros negros como personas, por lo que ninguno de nosotros está libre de peligro. Así, si no conocemos la depresión en primera persona, debemos tener cuidado de juzgar y hacer comentarios hirientes y críticos a las personas que lo padecen.

Personas con perro negro
No nos olvidemos, todas estas sugerencias son tan FALSAS como PELIGROSAS: 
“Estás así porque quieres”, “Anda, levántate y haz algo con tu vida”, “Eres un flojo o una floja”, “Tienes una edad para andar con infantilismos”, “No llores, no es para tanto”, “Eres un cobarde”, “Enfréntate a la vida de una vez y déjate de tonterías”…

Si alimentamos este estigma, estamos alimentando la idea de que hemos elegido sufrir. No incendiemos nuestra mente de un diálogo interno que desmerece y menosprecia nuestras emociones y problemas. El perro negro existe y da sombra a millones de personas en el mundo. Comprendamos y ofrezcamos ayuda.




Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/yo-tenia-un-perro-negro-el-corto-que-nos-ayuda-a-comprender-la-depresion/