El
valor de lo que hacemos y sentimos está en función de su utilidad. Si algo
puede cambiarse en el presente, merece la pena que invirtamos todo nuestro
esfuerzo. El problema, es cuando nos consume algo que hicimos en el pasado y
que ya no tiene vuelta atrás.
Al
pensar en el pasado podemos experimentar sentimientos de arrepentimiento o de
vergüenza, y al pensar en el futuro, sentimientos de deseo o de miedo. Pero
todos esos sentimientos surgen en el momento presente y lo afectan. La mayor
parte del tiempo el efecto que causan no nos ayuda ni a ser felices ni a
sentirnos satisfechos. Hemos de aprender a afrontar esos sentimientos. Lo más
importante que debemos recordar es que el pasado y el futuro se encuentran en
el presente, y, si nos ocupamos del momento presente, podremos también
transformar el pasado y el futuro.
Por
consiguiente, en lugar de morder una piedra es mejor que nos planteemos qué
podemos hacer aquí y ahora, con lo que tenemos y lo que nos queda, para mejorar
nuestra vida.
Fuente: Nietzsche para estresados. 99
Píldoras de filosofía radical contra las preocupaciones. Allan Percy